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SOLEMNIDAD DE CRISTO REY

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La solemnidad litúrgica de Cristo Rey


Algunas reflexiones al hilo de esta celebración anual que cierra el calendario litúrgico.

La solemnidad de Cristo Rey tiene su origen hace no demasiado tiempo (no llega al siglo, que en la Iglesia es decir nada), y sin embargo ¡cuánto ha ocurrido desde 1925, en que Pío XI la instituyó!, y nosotros. No sólo cuánto ha ocurrido en la historia, sino cuánto nos ha ocurrido, cuánto ha ocurrido en la Iglesia, que hoy nos es un poco difícil recrear el clima espiritual, e incluso aproximarnos al lenguaje con el que fue promulgada esta fiesta.

La Iglesia organiza un mundo

Con la Revolución Francesa el mundo había dado un giro decisivo; difícil de valorar desde el punto de vista religioso (y hemos de agradecer que en los últimos años se nos hayan recordado tantos mártires de la fe en ese sangrientos período), pero en todo caso decisivo: la faz del mundo cambió, comenzó a despuntar el ideal de laicicidad del estado como algo valioso en sí. Casi ni hace falta recordar que la Iglesia no quiso saber de eso nada. Vivir para ver que 200 años más tarde un Papa pronuncie la frase «laicicidad positiva» hablando nada menos que con el Presidente de la República Francesa (visita de SS Benedicto XVI a la la República Francesa, 2008). Sin embargo para llegar a esto, que ocurrió sólo recientemente (y que algunos cristianos están aun intentando digerir), la Iglesia pasó por una «vía dolorosa», en parte porque Cristo no nos prometió paraíso sino cruz, pero en parte también porque de alguna manera la Iglesia se había, sin querer, «acomodado al mundo». Y no se entienda esta frase en un sentido moralista: acomodarse al mundo no es siempre «hacer cosas malas»; muchas veces «acomodarse al mundo» es hacer lo que el mundo y su «buen sentido» esperan de nosotros. Hace muchos siglos un mundo de civilización, la civilización pagana, se derrumbó (posiblemente la imagen de la implosión sea la más adecuada para entender la caída del mundo pagano); lo cierto es que la Iglesia fue convocada (por la presión misma de la historia, por las enormes necesidades, por su capacidad de movilizar las mejores fuerzas interiores del hombre, por esto y por aquello) a reinventar un nuevo orden mundial, el nuevo orden que cristalizó en la civilización cristiana, occidental, europea.
Sólo alguien muy obtuso e ignorante puede negar la eficacia o la legitimidad de ese orden. Incluso desde un punto de vista «laico» (utilizando la palabra en su sentido político más vulgar), no puede dejar de reconocerse que la Iglesia tenía todo el derecho de organizar el mundo en torno como mejor le pareciera, y si se quiere responsabilizarla de lo malo, habrá que hacerlo de lo extremadamente bueno de la civilización que llegó a los pies de la modernidad. Pero aquí es donde pasa a tener importancia la expresión «la Iglesia se acomodó al mundo»... esa tarea de «organizar un mundo», con todo lo importante que fue, no es el cometido fundamental de la Iglesia, no la creó Cristo para eso, aunque haya sido de lo más útil y bueno para todos que alguien lo hiciera, y que ese alguien fuera justamente la Iglesia. pasados tantos siglos, la propia Iglesia llegó a convencerse que no podría subsistir sin toda esa estructura de mundo que ella había creado, y en el que se apoyaba, esas «serenísimas majestades», esos «cristianísimos reinos», esa Francia, que llegó a ser llamada «hija predilecta de la Iglesia». nadie quita lo hermoso que puede ser todo eso, y lo verdadero que fue en algunos momentos de la historia. Pero no era el cometido de la Iglesia. Y como empezó, acabó, casi de un día para el otro.

Una Iglesia perpleja

La enseñanza de la Iglesia en torno a las cuestiones políticas y sociales dio gigantescos pasos a lo largo de los siglos XIX y XX, y si hoy podemos hablar de una «Doctrina social de la Iglesia» es gracias a esos pasos. Pero no podemos omitir que esos pasos se dieron a la vez con gran perplejidad por todo lo que estaba ocurriendo en el mundo, por esa gran mutación que fue verse la Iglesia arrancada de cuajo del lugar que ella misma había logrado construir y que ahora -¡paradójicamente al desarrollar principios tan cristianos como los de «fraternidad», «igualdad», etc.!- la excluían. Muchos en la Iglesia vieron que no había tal paradoja, que todo esto era algo que el propio Dios de la historia estaba haciendo: la Iglesia había creado un mundo, pero su Dios, al recrearlo, la obligaba a ella a volver hacia una nueva fidelidad a la promesa; este mundo no es ni puede ser la casa de la Iglesia, la seguridad de la Iglesia. Muchos veían eso, pero sin embargo no era la «doctrina corriente», Más bien la doctrina corriente era el anatema contra el mundo: nada de lo que pudiera hacer un mundo que se construía al margen de la Iglesia podía estar bien.
Leamos cómo comienza la encíclica «Quas primas», del 11 de diciembre de 1925, por la que SS Pío XI instituye la Solemnidad de Cristo Rey:
«En la primera encíclica, que al comenzar nuestro Pontificado enviamos a todos los obispos del orbe católico [encíclica 'Ubi arcano'], analizábamos las causas supremas de las calamidades que veíamos abrumar y afligir al género humano.
Y en ella proclamamos Nos claramente no sólo que este cúmulo de males había invadido la tierra, porque la mayoría de los hombres se habían alejado de Jesucristo y de su ley santísima, así en su vida y costumbres como en la familia y en la gobernación del Estado, sino también que nunca resplandecería una esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de nuestro Salvador.»
Sólo por evaluar la diferencia de perspectiva y de tono, leamos el comienzo de la encíclica del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo actual:
«Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del genero humano y de su historia.»
Por supuesto, no pretendo compararlas, ni mucho menos oponerlas: están a 50 años una de otra, y no se hubiera llegado a la «Gaudium et Spes» sin pasar por la perplejidad que supuso el mundo que rodeaba a la «Quas primas». Es, desde luego, la misma Iglesia la que produjo una y otra encíclica, pero sin embargo ha sido ella, no el mundo sino ella, la que ha tenido que hacer un esfuerzo «ascético y profético» (para usar una expresión de Pablo VI) para volver a encontrar el lugar del imperio de Cristo en la historia, y el lugar de la promesa de ese imperio. La «Quas primas» reclama al mundo un cambio: si el mundo quiere verdaderamente progresar, que resplandezca en ella la paz verdadera, debe volver a dejar que sea Cristo el que gobierne de manera visible, directa, el mundo. La «Gaudium et Spes» acepta que el mundo puede no ser un lugar de paz y dicha; que el mundo es lo que el mundo hace de sí mismo, y que la tarea de la Iglesia no es evaluar eso, ni mucho menos dirigir ese proceso, sino acompañar a los hombres, acercarles la guía del Espíritu, no al mundo... a los hombres, a cada hombre, en especial a los que más sufren. Porque eso es todo lo que podemos hacer, y eso es todo lo que tenemos para hacer.

La paradoja de «Cristo Rey»

La fiesta de Cristo Rey, que hoy corona el año litúrgico, fue explícitamente instituida como «juicio del mundo»: «Y si ahora mandamos que Cristo Rey sea honrado por todos los católicos del mundo, con ello proveeremos también a las necesidades de los tiempos presentes, y pondremos un remedio eficacísimo a la peste que hoy inficiona a la humana sociedad. Juzgamos peste de nuestros tiempos al llamado laicismo, con sus errores y abominables intentos...» (Quas primas, 23). Debía celebrarse cada año el último domingo de octubre, para quedar simbólicamente ligada a la celebración -de sentido muy escatológico- de Todos los Santos (QP, 30). Con la reforma del calendario litúrgico la fiesta cambió de lugar, pero también se desplazó y maduró su sentido: vino a colocarse como corona del año litúrgico, y su referencia es enteramente escatológica: habla del Imperio de Cristo en la historia, pero no de un Imperio ejercido al modo de «los reyes de este mundo», sino ejercido por la atracción hacia la finalidad última que domina misteriosamente cada momento de lo que  ocurre en la historia de los hombres.
El Imperio de Cristo se ejerce, paradójicamente, no desde un trono mundano sino desde la Cruz: «mirarán al que traspasaron». Todos los textos de la liturgia de hoy hacen referencia a ese reinado desde la cruz, e incluso los textos de la semana, que van preparando la fiesta, y los de la semana que sigue a la fiesta (la última del año litúrgico) hacen también referencia a ese lugar de Imperio que Cristo ejerce por atracción, no por dominio: «cuando sea levantado en alto, atraeré a todos hacia mí.»

Una invitación a leer el signo

En muchos ambientes eclesiásticos «progresistas» (para usar un término impreciso pero ya consagrado) no se ve esta fiesta con buenos ojos, se la juzga «manchada» por su origen vindicativo y «cesaropapista». Ese origen es innegable, y no debe ocultarse (lo acabamos de leer en los pocos párrafos que cité de la encíclica) que la Iglesia se hizo una insana ilusión de recuperar un lugar en la historia que ella sentía que no había sido circunstancial, sino que realmente le pertenecía. Sin embargo la fiesta trasciende esas ilusiones comprensiblemente humanas, y también un poco mundanas. La fiesta consigue ponernos frente a textos que siempre serán una exigencia dirigida a nosotros, a cada uno, de transformar la historia, sin esperar de ella nada a cambio. En definitiva, que Cristo es Rey no lo inventó Pío XI, ni lo dedujo oscuramente de ninguna mundanidad, lo leyó, y muy bien leído, en el propio evangelio.
Por contra, en muchos ambientes eclesiásticos «conservadores» (para usar también un término muy impreciso pero ya consagrado) cuando llega Cristo Rey se refriegan las manos: es la oportunidad que brinda cada año de «demostrar» que todo eso de la «laicicidad», y el «diálogo con el mundo», etc, etc, etc, no es más que pasteleo; a la hora de lo que importa, la Iglesia sigue creyendo en que su lugar está en los tronos, no en las cárceles. La verdad es que eso no es lo que demuestra la fiesta de Cristo Rey; si tiene sentido celebrarla es precisamente porque no demuestra eso. Demuestra más bien que ninguna forma humana de «imperium» -tampoco el que ocasionalmente le tocó ejercer a la Iglesia- puede ser tomado como punto de llegada, ninguno es más -en el mejor de los casos- que una evocación de un «Imperium» que sólo se ejerce por atracción y anticipos parciales, por asociarse a la cruz, y sólo a ella.
La bellísima celebración de Cristo Rey, como toda la liturgia, trasciende nuestras pobres perspectivas ideológicas; silenciosa como es la cruz, la liturgia se limita a poner sobre ella su letrero, «en escritura griega, latina y hebrea: ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS», e invitar a todos a leer el signo.
(TOMADO DEL TESTIGO FIEL 23.11.14)

DICHOSOS LOS LLAMADOS POR EL SEÑOR

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DE LA SEGUNDA CARTA DE PEDRO


Exhortación sobre el camino de salvación
2P 1,1-11
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como a nosotros. Crezca vuestra gracia y paz por el conocimiento de Dios y de Jesús, nuestro Señor.
Su divino poder nos ha concedido todo lo que conduce a la vida y a la piedad, dándonos a conocer al que nos ha llamado con su propia gloria y potencia. Con eso nos ha dado los inapreciables y extraordinarios bienes prometidos, con los cuales podéis escapar de la corrupción que reina en el mundo por la ambición, y participar del mismo ser de Dios.
En vista de eso, poned todo empeño en añadir a vuestra fe la honradez, a la honradez el criterio, al criterio el dominio propio, al dominio propio la constancia, a la constancia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, al cariño fraterno el amor. Estas cualidades, si las poseéis y van creciendo, no permiten ser remisos e improductivos en la adquisición del conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. El que no las tiene es un cegato miope que ha echado en olvido la purificación de sus antiguos pecados.
Por eso, hermanos, poned cada vez más ahínco en ir ratificando vuestro llamamiento y elección. Si lo hacéis así, no fallaréis nunca; y os abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
R/. El Señor os ha llamado con su propia gloria y potencia, y os ha dado los inapreciables y extraordinarios bienes prometidos, con lo cual podéis participar del mismo ser de Dios.
V/. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo.
R/. Con lo cual podéis participar del mismo ser de Dios.

EL PAPA FRANCISCO EN EL EUROPARLAMENTO

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Texto completo del discurso del Santo Padre al Parlamento EuropeoSeñor Presidente, Señoras y Señores Vicepresidentes, Señoras y Señores Eurodiputados,
Trabajadores en los distintos ámbitos de este hemiciclo, Queridos amigos

Les agradezco que me hayan invitado a tomar la palabra ante esta institución fundamental de la vida de la Unión Europea, y por la oportunidad que me ofrecen de dirigirme, a través de ustedes, a los más de quinientos millones de ciudadanos de los 28 Estados miembros a quienes representan. Agradezco particularmente a usted, Señor Presidente del Parlamento, las cordiales palabras de bienvenida que me ha dirigido en nombre de todos los miembros de la Asamblea.

Mi visita tiene lugar más de un cuarto de siglo después de la del Papa Juan Pablo II. Muchas cosas han cambiado desde entonces, en Europa y en todo el mundo. No existen los bloques contrapuestos que antes dividían el Continente en dos, y se está cumpliendo lentamente el deseo de que «Europa, dándose soberanamente instituciones libres, pueda un día ampliarse a las dimensiones que le han dado la geografía y aún más la historia».1

Junto a una Unión Europea más amplia, existe un mundo más complejo y en rápido movimiento. Un mundo cada vez más interconectado y global, y, por eso, siempre menos «eurocéntrico». Sin embargo, una Unión más amplia, más influyente, parece ir acompañada de la imagen de una Europa un poco envejecida y reducida, que tiende a sentirse menos protagonista en un contexto que la contempla a menudo con distancia, desconfianza y, tal vez, con sospecha.

Al dirigirme hoy a ustedes desde mi vocación de Pastor, deseo enviar a todos los ciudadanos europeos un mensaje de esperanza y de aliento.

Un mensaje de esperanza basado en la confianza de que las dificultades puedan convertirse en fuertes promotoras de unidad, para vencer todos los miedos que Europa – junto a todo el mundo – está atravesando. Esperanza en el Señor, que transforma el mal en bien y la muerte en vida.

Un mensaje de aliento para volver a la firme convicción de los Padres fundadores de la Unión Europea, los cuales deseaban un futuro basado en la capacidad de trabajar juntos para superar las divisiones, favoreciendo la paz y la comunión entre todos los pueblos del Continente. En el centro de este ambicioso proyecto político se encontraba la confianza en el hombre, no tanto como ciudadano o sujeto económico, sino en el hombre como persona dotada de una dignidad trascendente.

Quisiera subrayar, ante todo, el estrecho vínculo que existe entre estas dos palabras: «dignidad» y «trascendente».

La «dignidad» es la palabra clave que ha caracterizado el proceso de recuperación en la segunda postguerra. Nuestra historia reciente se distingue por la indudable centralidad de la promoción de la dignidad humana contra las múltiples violencias y discriminaciones, que no han faltado, tampoco en Europa, a lo largo de los siglos. La percepción de la importancia de los derechos humanos nace precisamente como resultado de un largo camino, hecho también de muchos sufrimientos y sacrificios, que ha contribuido a formar la conciencia del valor de cada persona humana, única e irrepetible. Esta conciencia cultural encuentra su fundamento no sólo en los eventos históricos, sino, sobre todo, en el pensamiento europeo, caracterizado por un rico encuentro, cuyas múltiples y lejanas fuentes provienen de Grecia y Roma, de los ambientes celtas, germánicos y eslavos, y del cristianismo que los marcó profundamente,2 dando lugar al concepto de «persona».

Hoy, la promoción de los derechos humanos desempeña un papel central en el compromiso de la Unión Europea, con el fin de favorecer la dignidad de la persona, tanto en su seno como en las relaciones con los otros países. Se trata de un compromiso importante y admirable, pues persisten demasiadas situaciones en las que los seres humanos son tratados como objetos, de los cuales se puede programar la concepción, la configuración y la utilidad, y que después pueden ser desechados cuando ya no sirven, por ser débiles, enfermos o ancianos.

Efectivamente, ¿qué dignidad existe cuando falta la posibilidad de expresar libremente el propio pensamiento o de profesar sin constricción la propia fe religiosa? ¿Qué dignidad es posible sin un marco jurídico claro, que limite el dominio de la fuerza y haga prevalecer la ley sobre la tiranía del poder? ¿Qué dignidad puede tener un hombre o una mujer cuando es objeto de todo tipo de discriminación? ¿Qué dignidad podrá encontrar una persona que no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir o, todavía peor, el trabajo que le otorga dignidad?

Promover la dignidad de la persona significa reconocer que posee derechos inalienables, de los cuales no puede ser privada arbitrariamente por nadie y, menos aún, en beneficio de intereses económicos.

Es necesario prestar atención para no caer en algunos errores que pueden nacer de una mala comprensión de los derechos humanos y de un paradójico mal uso de los mismos. Existe hoy, en efecto, la tendencia hacia una reivindicación siempre más amplia de los derechos individuales, que esconde una concepción de persona humana desligada de todo contexto social y antropológico, casi como una «mónada» (μονάς), cada vez más insensible a las otras «mónadas» de su alrededor. Parece que el concepto de derecho ya no se asocia al de deber, igualmente esencial y complementario, de modo que se afirman los derechos del individuo sin tener en cuenta que cada ser humano está unido a un contexto social, en el cual sus derechos y deberes están conectados a los de los demás y al bien común de la sociedad misma.

Considero por esto que es vital profundizar hoy en una cultura de los derechos humanos que pueda unir sabiamente la dimensión individual, o mejor, personal, con la del bien común, con ese «todos nosotros» formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social.3 En efecto, si el derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de conflictos y de violencias.

Así, hablar de la dignidad trascendente del hombre, significa apelarse a su naturaleza, a su innata capacidad de distinguir el bien del mal, a esa «brújula» inscrita en nuestros corazones y que Dios ha impreso en el universo creado;4 significa sobre todo mirar al hombre no como un absoluto, sino como un ser relacional. Una de las enfermedades que veo más extendidas hoy en Europa es la soledad, propia de quien no tiene lazo alguno. Se ve particularmente en los ancianos, a menudo abandonados a su destino, como también en los jóvenes sin puntos de referencia y de oportunidades para el futuro; se ve igualmente en los numerosos pobres que pueblan nuestras ciudades y en los ojos perdidos de los inmigrantes que han venido aquí en busca de un futuro mejor.

Esta soledad se ha agudizado por la crisis económica, cuyos efectos perduran todavía con consecuencias dramáticas desde el punto de vista social. Se puede constatar que, en el curso de los últimos años, junto al proceso de ampliación de la Unión Europea, ha ido creciendo la desconfianza de los ciudadanos respecto a instituciones consideradas distantes, dedicadas a establecer reglas que se sienten lejanas de la sensibilidad de cada pueblo, e incluso dañinas.

Desde muchas partes se recibe una impresión general de cansancio y de envejecimiento, de una Europa anciana que ya no es fértil ni vivaz. Por lo que los grandes ideales que han inspirado Europa parecen haber perdido fuerza de atracción, en favor de los tecnicismos burocráticos de sus instituciones.

A eso se asocian algunos estilos de vida un tanto egoístas, caracterizados por una opulencia insostenible y a menudo indiferente respecto al mundo circunstante, y sobre todo a los más pobres. Se constata amargamente el predominio de las cuestiones técnicas y económicas en el centro del debate político, en detrimento de una orientación antropológica auténtica.5 El ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado, de modo que – lamentablemente lo percibimos a menudo –, cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo se la descarta sin tantos reparos, como en el caso de los enfermos terminales, de los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer.

Este es el gran equívoco que se produce «cuando prevalece la absolutización de la técnica»,6 que termina por causar «una confusión entre los fines y los medios».7 Es el resultado inevitable de la «cultura del descarte» y del «consumismo exasperado». Al contrario, afirmar la dignidad de la persona significa reconocer el valor de la vida humana, que se nos da gratuitamente y, por eso, no puede ser objeto de intercambio o de comercio. Ustedes, en su vocación de parlamentarios, están llamados también a una gran misión, aunque pueda parecer inútil: Preocuparse de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privatista que conduce inexorablemente a la «cultura del descarte». Cuidar de la fragilidad de las personas y de los pueblos significa proteger la memoria y la esperanza; significa hacerse cargo del presente en su situación más marginal y angustiante, y ser capaz de dotarlo de dignidad.8

Por lo tanto, ¿cómo devolver la esperanza al futuro, de manera que, partiendo de las jóvenes generaciones, se encuentre la confianza para perseguir el gran ideal de una Europa unida y en paz, creativa y emprendedora, respetuosa de los derechos y consciente de los propios deberes?

Para responder a esta pregunta, permítanme recurrir a una imagen. Uno de los más célebres frescos de Rafael que se encuentra en el Vaticano representa la Escuela de Atenas. En el centro están Platón y Aristóteles. El primero con el dedo apunta hacia lo alto, hacia el mundo de las ideas, podríamos decir hacia el cielo; el segundo tiende la mano hacia delante, hacia el observador, hacia la tierra, la realidad concreta. Me parece una imagen que describe bien a Europa en su historia, hecha de un permanente encuentro entre el cielo y la tierra, donde el cielo indica la apertura a lo trascendente, a Dios, que ha caracterizado desde siempre al hombre europeo, y la tierra representa su capacidad práctica y concreta de afrontar las situaciones y los problemas.

El futuro de Europa depende del redescubrimiento del nexo vital e inseparable entre estos dos elementos. Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder lentamente la propia alma y también aquel «espíritu humanista» que, sin embargo, ama y defiende.

Precisamente a partir de la necesidad de una apertura a la trascendencia, deseo afirmar la centralidad de la persona humana, que de otro modo estaría en manos de las modas y poderes del momento. En este sentido, considero fundamental no sólo el patrimonio que el cristianismo ha dejado en el pasado para la formación cultural del continente, sino, sobre todo, la contribución que pretende dar hoy y en el futuro para su crecimiento. Dicha contribución no constituye un

peligro para la laicidad de los Estados y para la independencia de las instituciones de la Unión, sino que es un enriquecimiento. Nos lo indican los ideales que la han formado desde el principio, como son: la paz, la subsidiariedad, la solidaridad recíproca y un humanismo centrado sobre el respeto de la dignidad de la persona.

Por ello, quisiera renovar la disponibilidad de la Santa Sede y de la Iglesia Católica, a través de la Comisión de las Conferencias Episcopales Europeas (COMECE), para mantener un diálogo provechoso, abierto y trasparente con las instituciones de la Unión Europea. Estoy igualmente convencido de que una Europa capaz de apreciar las propias raíces religiosas, sabiendo aprovechar su riqueza y potencialidad, puede ser también más fácilmente inmune a tantos extremismos que se expanden en el mundo actual, también por el gran vacío en el ámbito de los ideales, como lo vemos en el así llamado Occidente, porque «es precisamente este olvido de Dios, en lugar de su glorificación, lo que engendra la violencia».9

A este respecto, no podemos olvidar aquí las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas, y particularmente cristianas, en diversas partes del mundo. Comunidades y personas que son objeto de crueles violencias: expulsadas de sus propias casas y patrias; vendidas como esclavas; asesinadas, decapitadas, crucificadas y quemadas vivas, bajo el vergonzoso y cómplice silencio de tantos.

El lema de la Unión Europea es Unidad en la diversidad, pero la unidad no significa uniformidad política, económica, cultural, o de pensamiento. En realidad, toda auténtica unidad vive de la riqueza de la diversidad que la compone: como una familia, que está tanto más unida cuanto cada uno de sus miembros puede ser más plenamente sí mismo sin temor. En este sentido, considero que Europa es una familia de pueblos, que podrán sentir cercanas las instituciones de la Unión si estas saben conjugar sabiamente el anhelado ideal de la unidad, con la diversidad propia de cada uno, valorando todas las tradiciones; tomando conciencia de su historia y de sus raíces; liberándose de tantas manipulaciones y fobias. Poner en el centro la persona humana significa sobre todo dejar que muestre libremente el propio rostro y la propia creatividad, sea en el ámbito particular que como pueblo.

Por otra parte, las peculiaridades de cada uno constituyen una auténtica riqueza en la medida en que se ponen al servicio de todos. Es preciso recordar siempre la arquitectura propia de la Unión Europea, construida sobre los principios de solidaridad y subsidiariedad, de modo que prevalezca la ayuda mutua y se pueda caminar, animados por la confianza recíproca.

En esta dinámica de unidad-particularidad, se les plantea también, Señores y Señoras Eurodiputados, la exigencia de hacerse cargo de mantener viva la democracia de los pueblos de Europa. No se nos oculta que una concepción uniformadora de la globalidad daña la vitalidad del sistema democrático, debilitando el contraste rico, fecundo y constructivo, de las organizaciones y de los partidos políticos entre sí. De esta manera se corre el riesgo de vivir en el reino de la idea, de la mera palabra, de la imagen, del sofisma... y se termina por confundir la realidad de la democracia con un nuevo nominalismo político. Mantener viva la democracia en Europa exige evitar tantas «maneras globalizantes» de diluir la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría.10

Mantener viva la realidad de las democracias es un reto de este momento histórico, evitando que su fuerza real – fuerza política expresiva de los pueblos – sea desplazada ante las presiones de intereses multinacionales no universales, que las hacen más débiles y las trasforman en sistemas uniformadores de poder financiero al servicio de imperios desconocidos. Este es un reto que hoy la historia nos ofrece.

Dar esperanza a Europa no significa sólo reconocer la centralidad de la persona humana, sino que implica también favorecer sus cualidades. Se trata por eso de invertir en ella y en todos los ámbitos en los que sus talentos se forman y dan fruto. El primer ámbito es seguramente el de la educación, a partir de la familia, célula fundamental y elemento precioso de toda sociedad. La familia unida, fértil e indisoluble trae consigo los elementos fundamentales para dar esperanza al futuro. Sin esta solidez se acaba construyendo sobre arena, con graves consecuencias sociales. Por otra parte, subrayar la importancia de la familia, no sólo ayuda a dar prospectivas y esperanza a las nuevas generaciones, sino también a los numerosos ancianos, muchas veces obligados a vivir en condiciones de soledad y de abandono porque no existe el calor de un hogar familiar capaz de acompañarles y sostenerles.

Junto a la familia están las instituciones educativas: las escuelas y universidades. La educación no puede limitarse a ofrecer un conjunto de conocimientos técnicos, sino que debe favorecer un proceso más complejo de crecimiento de la persona humana en su totalidad. Los jóvenes de hoy piden poder tener una formación adecuada y completa para mirar al futuro con esperanza, y no con desilusión. Numerosas son las potencialidades creativas de Europa en varios campos de la investigación científica, algunos de los cuales no están explorados todavía completamente. Baste pensar, por ejemplo, en las fuentes alternativas de energía, cuyo desarrollo contribuiría mucho a la defensa del ambiente.

Europa ha estado siempre en primera línea de un loable compromiso en favor de la ecología. En efecto, esta tierra nuestra necesita de continuos cuidados y atenciones, y cada uno tiene una responsabilidad personal en la custodia de la creación, don precioso que Dios ha puesto en las manos de los hombres. Esto significa, por una parte, que la naturaleza está a nuestra disposición, podemos disfrutarla y hacer buen uso de ella; por otra parte, significa que no somos los dueños. Custodios, pero no dueños. Por eso la debemos amar y respetar. «Nosotros en cambio nos guiamos a menudo por la soberbia de dominar, de poseer, de manipular, de explotar; no la “custodiamos”, no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que hay que cuidar».11 Respetar el ambiente no significa sólo limitarse a evitar estropearlo, sino también utilizarlo para el bien. Pienso sobre todo en el sector agrícola, llamado a dar sustento y alimento al hombre. No se puede tolerar que millones de personas en el mundo mueran de hambre, mientras toneladas de restos de alimentos se desechan cada día de nuestras mesas. Además, el respeto por la naturaleza nos recuerda que el hombre mismo es parte fundamental de ella. Junto a una ecología ambiental, se necesita una ecología humana, hecha del respeto de la persona, que hoy he querido recordar dirigiéndome a ustedes.

El segundo ámbito en el que florecen los talentos de la persona humana es el trabajo. Es hora de favorecer las políticas de empleo, pero es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo, garantizando también las condiciones adecuadas para su desarrollo. Esto implica, por un lado, buscar nuevos modos para conjugar la flexibilidad del mercado con la necesaria estabilidad y seguridad de las perspectivas laborales, indispensables para el desarrollo humano de los trabajadores; por otro lado, significa favorecer un adecuado contexto social, que no apunte a la explotación de las personas, sino a garantizar, a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y de educar los hijos.

Es igualmente necesario afrontar juntos la cuestión migratoria. No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio. En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda. La ausencia de un apoyo recíproco dentro de la Unión Europea corre el riesgo de incentivar soluciones particularistas del problema, que no tienen en cuenta la dignidad humana de los inmigrantes,

favoreciendo el trabajo esclavo y continuas tensiones sociales. Europa será capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración si es capaz de proponer con claridad su propia identidad cultural y poner en práctica legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes; si es capaz de adoptar políticas correctas, valientes y concretas que ayuden a los países de origen en su desarrollo sociopolítico y a la superación de sus conflictos internos – causa principal de este fenómeno –, en lugar de políticas de interés, que aumentan y alimentan estos conflictos. Es necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos.

Señor Presidente, Excelencias, Señoras y Señores Diputados:

Ser conscientes de la propia identidad es necesario también para dialogar en modo propositivo con los Estados que han solicitado entrar a formar parte de la Unión en el futuro. Pienso sobre todo en los del área balcánica, para los que el ingreso en la Unión Europea puede responder al ideal de paz en una región que ha sufrido mucho por los conflictos del pasado. Por último, la conciencia de la propia identidad es indispensable en las relaciones con los otros países vecinos, particularmente con aquellos de la cuenca mediterránea, muchos de los cuales sufren a causa de conflictos internos y por la presión del fundamentalismo religioso y del terrorismo internacional.

A ustedes, legisladores, les corresponde la tarea de custodiar y hacer crecer la identidad europea, de modo que los ciudadanos encuentren de nuevo la confianza en las instituciones de la Unión y en el proyecto de paz y de amistad en el que se fundamentan. Sabiendo que «cuanto más se acrecienta el poder del hombre, más amplia es su responsabilidad individual y colectiva».12 Les exhorto, pues, a trabajar para que Europa redescubra su alma buena.

Un autor anónimo del s. II escribió que «los cristianos representan en el mundo lo que el alma al cuerpo».13 La función del alma es la de sostener el cuerpo, ser su conciencia y la memoria histórica. Y dos mil años de historia unen a Europa y al cristianismo. Una historia en la que no han faltado conflictos y errores, pero siempre animada por el deseo de construir para el bien. Lo vemos en la belleza de nuestras ciudades, y más aún, en la de múltiples obras de caridad y de edificación común que constelan el Continente. Esta historia, en gran parte, debe ser todavía escrita. Es nuestro presente y también nuestro futuro. Es nuestra identidad. Europa tiene una gran necesidad de redescubrir su rostro para crecer, según el espíritu de sus Padres fundadores, en la paz y en la concordia, porque ella misma no está todavía libre de conflictos.

Queridos Eurodiputados, ha llegado la hora de construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, de los valores inalienables; la Europa que abrace con valentía su pasado, y mire con confianza su futuro para vivir plenamente y con esperanza su presente. Ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa atemorizada y replegada sobre sí misma, para suscitar y promover una Europa protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira, defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad.

Gracias.



Un Papa americano defiende la raíz cristiana de Europa

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El Papa Francisco pronuncia su discurso ante el Europarlamento en Estrasburgo
Actualizado 25 noviembre 2014
 
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El Papa Francisco este martes en Estrasburgo ha realizado el viaje papal internacional más corto de la historia. En total, su estancia en la ciudad francesa, sede del Europarlamento, tiene una duración de menos de cuatro horas.

Tras el aterrizaje a las 10.00, el Papa se trasladó en coche a la sede del Parlamento Europeo, donde fue  ecibido por el presidente Martin Schulz.

Allí también una multitud le esperaba, emocionada y con vivas al Papa. También algunos funcionarios curiosos se han asomados a las ventanas para presenciar la llegada del Santo Padre e inmortalizar el momento tomando fotos con los teléfonos móviles.

Después de escuchar los himnos, el del Vaticano, y el de la Unión Europea, tocados por una banda militar francesa mientras se izaba la bandera vaticana, el Papa se ha dirigido en coche al ingreso de honor del Parlamento: el espacio Mariana de Pineda.

Aquí ha tenido lugar la presentación de las dos delegaciones, de los 14 miembros del Bureau del Parlamento y de los 8 presidente de los grupos políticos de la Asamblea.

Entre los saludos del Papa a los presentes que estaban por los pasillos, Francisco se ha reencontrado con la anciana Elma Schmidt, la dueña de la casa que lo hospedó en 1986 en Alemania. Ninguno de los dos ha escondido su emoción y alegría. Mientras caminaban por el Parlamento, se ha podido escuchar al Santo Padre hablar algunas frases en alemán con el presidente Schulz.

Tras posar para algunas fotografías, Francisco ha firmado el Libro de Oro, se ha intercambiado los regalos y finalmente el Papa se ha reunido con el presidente Schulz, en presencia de algunas autoridades políticas y eclesiásticas. El Pontífice argentino ha regalado al europarlamento un mosaico con una paloma de la paz.

A las 11.15, el papa Francisco ha entrado en el hemiciclo para la Sesión solemne del Parlamento Europeo.

Después del discurso de Martin Schulz, el Papa ha pronunciado su discurso, el cual fue interrumpido varias veces por los aplausos.

En su discurso el Santo Padre invitó a los eurodiputados a “construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana, a los valores inalienables”.

Él, el único papa americano de la historia, ha pedido una Europa “que abrace con valentía su pasado, y mire con confianza su futuro para vivir plenamente y con esperanza su presente.

El Papa señaló que “el ser humano corre el riesgo de ser reducido a un mero engranaje de un mecanismo que lo trata como un simple bien de consumo para ser utilizado, de modo que -lamentablemente lo percibimos a menudo- cuando la vida ya no sirve a dicho mecanismo se la descarta sin tantos reparos, como en el caso de los enfermos terminales, de los ancianos abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer”.

Las raíces cristianas de Europa

Consideró fundamental “el patrimonio que el cristianismo ha dejado” lo que no constituye un peligro para la laicidad de los Estados y para la independencia de las instituciones de la Unión”. Y que gracias a “las propias raíces religiosas”, puede defenderse mejor de “tantos extremismos que se expanden en el mundo actual, también por el gran vacío en el ámbito de los ideales”, porque “es precisamente este olvido de Dios, en lugar de su glorificación, lo que engendra la violencia”.

Persecución religiosa
Pidió también no olvidar “las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas, y particularmente cristianas, en diversas partes del mundo”.

Invertir en la familia y en la educación
“Dar esperanza a Europa no significa sólo reconocer la centralidad de la persona humana, sino que implica también favorecer sus cualidades”. Por este motivo hay que “invertir en ella y en todos los ámbitos en los que sus talentos se forman y dan fruto” dijo.

“El primer ámbito -indicó el papa Francisco- es seguramente el de la educación, a partir de la familia, célula fundamental y elemento precioso de toda sociedad”.

Defender lo creado 
El Pontífice entró también en el tema de la defensa de lo creado: “Europa ha estado siempre en primera línea de un loable compromiso en favor de la ecología”,precisando que los hombres son “custodios, pero no dueños”.

Trabajo
Sobre el trabajo recordó que “es hora de favorecer las políticas de empleo, pero es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo”, que “no apunte a la explotación de las personas, sino a garantizar, a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y de educar los hijos”.

Migración
No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio”, indicó el Santo Padre, y pidió “legislaciones adecuadas que sean capaces de tutelar los derechos de los ciudadanos europeos y de garantizar al mismo tiempo la acogida a los inmigrantes”.

Indicó también que “la conciencia de la propia identidad es indispensable en las relaciones con los otros países vecinos”, particularmente con los aquellos “que sufren a causa de conflictos internos y por la presión del fundamentalismo religioso y del terrorismo internacional”.

Dos mil años unen a Europa al cristianismo

Y concluyó indicando que “dos mil años de historia unen a Europa y al cristianismo. Una historia en la que no han faltado conflictos y errores, pero siempre animada por el deseo de construir para el bien”.

Por ello invitó a "promover una Europa protagonista, transmisora de ciencia, arte, música, valores humanos y también de fe. La Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira, defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia para toda la humanidad".

Rasgos de este viaje
El Papa habló en este viaje ante el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa. Es un viaje que se repite 26 años después del que realizó Juan Pablo II el 11 de octubre de 1988.

El Papa antes de ir dedicó la tarde del lunes un rato a orar  como ya es tradición antes de cada viaje, en la basílica de Santa María la Mayor, ante la imagen de María “Salus Populi Romani”. El portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, explicó que acudió“para pedir la intercesión de María por el buen resultado del viaje apostólico a Estrasburgo, sede de las instituciones europeas”. Añadió que Francisco “se ha quedado en oración silenciosa delante de la Virgen por una media hora y le ha ofrecido un ramo de flores con los colores de Europa: rosas amarillas y azules”.

Programa oficial: 
- 7:55 Salida del avión desde el Aeropuerto de Roma-Fiumicino hacia Estrasburgo
- 10:00 Llegada al Aeropuerto de Estrasburgo
- 10:15 Traslado al Parlamento Europeo
- 10:35 Acogida oficial
- 10:40 Entrada de honor
- 10:45 Presentación de la delegación
- 11:00 Sesión solemne del Parlamento Europeo. Discurso del Santo Padre
- 11:50 Encuentro con los presidentes: Consejo Europeo, Consejo de la Unión Europea y de la Comisión Europea
- 12:00 Traslado al Consejo de Europa
- 12:05 Acogida oficial
- 12:10 Encuentro con el Secretario General
- 12:35 Sesión solemne. Discurso del Santo Padre
- 13:20 Traslado al Aeropuerto de Estrasburgo; vuelta a Roma

Sobre el Parlamento Europeo (28 países)
El Parlamento Europeo es el único organismo de la Unión Europea (UE) directamente elegido y una de las mayores asambleas democráticas del mundo. Sus 751 miembros, organziados en 7 grandes grupos ideológicos, representan a los 500 millones de ciudadanos de la UE. Son elegidos cada cinco años por los votantes de los 28 Estados miembros. Mantiene sus debates en 24 lenguas.

Las sesiones plenarias están presididas por el Presidente del Parlamento Europeo, que para esta tarea cuenta con la asistencia de los catorce vicepresidentes.

Sobre el Consejo de Europa (47 países)
Por otra parte, el Consejo de Europa es una organización internacional que tiene como objetivo principal la defensa y protección de la democracia, el Estado de Derecho y los derechos humanos, en particular los civiles y políticos. Se trata de la institución de este tipo más antigua del Viejo Continente y engloba a la totalidad de las naciones europeas con la sola excepción de Bielorrusia (47 estados europeos). Su órgano más activo es el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

El Consejo de Europa no tiene relación alguna con la Unión Europea y sus actividades o las decisiones de su Tribunal no están sujetos a las estructuras de Bruselas. A menudo induce a confusión la similitud entre su nombre y el del Consejo Europeo, término que describe la reunión anual de los jefes de gobierno de la Unión Europea, o el hecho de que tanto el Parlamento de la UE como el Consejo de Europa tengan sede en Estrasburgo.

El organismo cuenta con dos cuerpos de decisión. La Asamblea Parlamentaria se compone de 318 miembros nombrados de entre los diputados de los países miembros; cada país envia entre 2 y 18 delegados acorde a su población y la Asamblea se reúne cuatro veces al año durante una semana. Más poder ejecutivo tiene el Consejo de Ministros, compuesto por los 47 ministros de Exteriores de los países miembros, que se reúnen una vez al año.

El Consejo se precia de representar a 800 millones de personas, usa el inglés y francés como idiomas oficiales y el alemán, italiano y ruso como lenguas de trabajo y funciona con un presupuesto anual de unos 200 millones de euros.

SOBRE LOS DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR

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El cardenal De Paolis niega que el Sinodo tenga poder ni siqueira para estudiar la cuestión de la comunión de los divorciados

El cardenal Velasio De Paolis, Presidente emérito de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede y destacado canonista, ha pronunciado, en la Universidad San Dámaso, de Madrid, una conferencia sobre La pastoral de los divorciados vueltos a casar y los sacramentos de la Eucaristía y la Penitencia, señalando que la propuesta de ofrecer la Comunión en estos casos -analizada por el último Sínodo de los Obispos sobre la Familia- «constituye, de hecho, un cambio doctrinal», así como «una violación grave de la moral conyugal y de la disciplina de la Iglesia».
El cardenal De Paolis se ha preguntado también «si es competencia de un Sínodo de Obispos tratar una cuestión como ésta», pues «el valor de la doctrina y de la disciplina vigente de la Iglesia se han formado a lo largo de los siglos y están sancionadas con intervenciones del magisterio supremo de la Iglesia». Por tanto, «no se trata sólo de cuestiones disciplinares para decidir de acuerdo con la mayoría, sino de una doctrina y de un magisterio que desborda las competencias de un Sínodo extraordinario de Obispos».
Gravedad inaudita
En el caso de que se accediera a esta propuesta, los efectos serían «de una gravedad inaudita: admitir a la comunión eucarística a una persona en estado de pecado mortal, con peligro de sacrilegio y de profanación de la Eucaristía, comprometiendo su salvación eterna; poner en discusión la moral sexual, fundada particularmente en el sexto mandamiento; y dar relevancia a la convivencia o a otros vínculos, debilitando el principio de la indisolubilidad del matrimonio», alertó De Paolis, entre otras consecuencias.
Sobre el camino penitencial propuesto por algunos padres sinodales para estos fieles, el cardenal Velasio De Paolis subrayó que pasa por la confesión sacramental: «deben arrepentirse, y hacer propósito de no volver a pecar y de evitar las ocasiones de pecado». Asimismo, en los casos en que hay obligaciones como la presencia de hijos, este camino de conversión «debe prever necesariamente el abandono de esa situación y tener como meta la participación en la Eucaristía»; en este sentido, «no se puede recurrir simplemente a un perdón misericordioso, a una dispensa o a una exención. Tampoco se puede plantear la hipótesis de una necesidad pastoral. Para estos elementos la ley moral no prevé y no permite estas vías de escape».
La Iglesia no puede actuar de otra manera
Actuando así -«La Iglesia no puede actuar de otra manera», señaló el cardenal italiano-, «la Iglesia sigue preocupándose por su salvación», de modo que «reza por ellos, los anima, se presenta como madre misericordiosa y los sostiene en la fe y en la esperanza», y «no los abandona a sí mismos». Citando a san Juan Pablo II, De Paolis los considera «como personas que cuidan su vida espiritual con vistas a una recuperación plena para la vida de la Iglesia», e indicó varios instrumentos que les ofrece el magisterio: escuchar la Palabra de Dios, frecuentar el sacrificio de la Misa, perseverar en la oración, incrementar las obras de caridad, educar a los hijos en la fe cristiana, cultivar el espíritu y las obras de penitencia...
El Presidente emérito de la Prefectura de Asuntos Económicos alertó asimismo de que «algunos pretenderían por parte de la Iglesia una mera adaptación a los fenómenos culturales del momento», y que «la presión para conformarse con esa cultura es fuerte»; sin embargo, «la Iglesia debe ponerse a la escucha del mundo y de los fieles, pero sabiendo que la respuesta que debe ofrecer no es suya, sino del mismo Dios; los remedios para el pueblo de Dios no son ni pueden ser los que invente la sabiduría humana, sino los que provienen de Dios».

A EVANGELIZAR SIN MIEDO NI TIMIDEZ ¡¡¡

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El Papa pide salir a evangelizar en la ciudad, cambiar horarios en parroquias y evitar clericalismos

Actualizado 28 noviembre 2014
 
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El Papa pide salir a evangelizar en la ciudad, cambiar horarios en parroquias y evitar clericalismos
Francisco en las favelas de Río durante la JMJ - un gesto de salida a las calles de la gran ciudad
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El Papa Francisco recibió el jueves 27 de noviembre a los participantes de la segunda fase del Congreso Internacional de la Pastoral de la Grandes Ciudades, que se celebró en Barcelona del 24 al 26 de noviembre.

En su discurso el Papa habló de su experiencia personal, como "pastor de una ciudad poblada y multicultural como es Buenos Aires". De este modo, aprovechó esta "óptima ocasión" para profundizar en los desafíos y posibles horizontes de una pastoral urbana.

El primer desafio del que ha hablado es "realizar un cambio en nuestra mentalidad pastoral".

Notando el hecho de que "hoy ya no somos los únicos que producimos cultura, ni los primeros, ni los más escuchados".

Por eso, "necesitamos un cambio de mentalidad pastoral", pero no de una "pastoral relativista" que por querer estar presente en la "cocina cultural" pierde el horizonte evangélico, dejando al hombre confiado en sí mismo y emancipado de la mano de Dios.

De este modo, Francisco ha destacado que es necesario "tener la valentía de hacer una pastoral evangelizadora audaz y sin temor" porque, "el hombre, la mujer, las familias y los distintos grupos que viven en la ciudad esperan de nosotros, y necesitan para su vida la Buena Noticia que es Jesús y su Evangelio". Y para ello, ha añadido, "debemos trabajar para no tener vergüenza en el anunciar a Jesucristo". 

El segundo punto abordado por el Pontífice ha sido la multiculturalidad. Realidad con la que hay que dialogar "sin miedo". Se trata -ha afirmado Francisco- de adquirir un diálogo pastoral sin relativismos, que no negocia la propia identidad cristiana, pero que quiere llegar al corazón del otro, de los otros distintos a nosotros, y allí sembrar el Evangelio. A propósito ha puesto como ejemplo a Pablo en su discurso en Atenas, "pobrecito, salió mal...pero tuvo creatividad".

La religiosidad del pueblo ha sido el tercer aspecto sobre el que ha reflexionado. "Dios vive en la ciudad. Es necesario ir a buscarlo y pararse allí donde Él está trabajando", ha indicado. Además, ha advertido sobre las religiosidades que nos son cristianas.

Pero, también ha precisado que "no podemos negar ni despreciar tal experiencia de Dios, que aún siendo a veces dispersa o mezclada, pide ser descubierta y no construida".

Asimismo, ha recordado que para el diálogo evangelizador "es necesaria la conciencia de la propia identidad cristiana y también la empatía con la otra persona".

Por otro lado, ha indicado otro doble desafío en las grandes ciudades: ser hospitalarios con los pobres y los inmigrantes y valorar su fe. Advirtiendo que es muy probable que esta fe esté mezclada con elementos del pensamiento mágico e inmanentista, "debemos buscarla, reconocerla, interpretarla y seguramente también evangelizarla".

Y finalmente el desafío de los pobres urbanos. "La ciudad, junto con la multiplicidad de preciosas ofertas para la vida, tiene una parte que no se puede esconder y que en muchas ciudades es cada vez más evidente: los pobres, los excluidos, los descartados", ha observado.

A propósito ha afirmado que la Iglesia no puede ignorar su grito, ni entrar en el juego de los sistemas injustos, mezquinos e interesados que buscan hacerles invisibles.

Para finalizar su intervención ante los participantes del Congreso, el Pontífice ha dado dos propuestas para estos desafíos. En primer lugar: "salir y facilitar".

Aspecto clave para Francisco, este cambio de mentalidad: "del recibir al salir, del esperar a que vengan a ir a buscarles".

Y para "facilitar el encuentro con el Señor" ha propuesto "hacer accesible el sacramento del bautismo", "iglesias abiertas", "secretarías con horarios para las personas que trabajan", "catequesis adaptadas en los contenidos y en los horarios de la ciudad"... De este modo, el Papa ha pedido "profundizar esos cambios necesarios en nuestras varias catequesis, sustancialmente en nuestras formas pedagógicas, para que los contenidos se comprendan mejor" y al mismo tiempo "aprender a despertar en nuestros interlocutores la curiosidad y el interés por Jesucristo".

La segunda propuesta es "la Iglesia samaritana. Estar". Este es un cambio en el sentido del testimonio.

"Con el testimonio podemos incidir en los núcleos más profundos, allí donde nace la cultura", ha afirmado. Los cristianos contribuyen a construir una ciudad en la justicia, en la solidaridad y en la paz con "el testimonio concreto de misericordia y ternura que busca estar presente en las periferias existenciales y pobres" porque "actúa directamente en los imaginarios sociales, generando orientación y sentido para la vida de la ciudad".

Y en toda esta labor social de la Iglesia, es muy importante "el protagonismo de los laicos y de los mismos pobres. Y también la libertad del laico, porque eso que nos encarcela, que no abre las puertas, es la enfermedad del clericalismo. Es uno de los problemas más graves".
Para finalizar, Francisco ha recordado los escritos del beato Pablo VI, cuando era arzobispo de Milán, que pueden ayudar en este desafio pastoral.

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO. INICIO DEL AÑO LITÚRGICO. CICLO B DE LECTURAS

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CORONA DE ADVIENTO . PRIMER DOMINGO

Felicidades a todos los que os asomáis es
a este blog, que este Año Litúrgico que comienza,sea un año de novedad, de servicio, de oración y de estar pendiente de lo que Dios nos pide en cada momento, para cumplir siempre su voluntad.
Que los talentos recibidos no queden sin producir fruto, el fruto que Él sabe, podemos presentar en nuestra vida social, familiar, ordinaria o religiosa en la Iglesia  a la que Él nos ha traído.
Que este tiempo de Adviento que comienza hoy, tiempo de preparación y penitencia, lo sepamos aprovechar para revisar nuestra vida, concretar más lo que nos pide el Señor, para ofrecérselo  con Alegría.
Preparémonos con humildad a recibir la venida del Señor.
RECEMOS

Himno
De luz nueva se viste la tierra,
porque el Sol que del cielo ha venido
en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.


El amor hizo nuevas las cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que todo puede
en la Virgen su luz ha encendido.



Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia alegría,
el Señor que en los cielos habita
se hizo carne en la Virgen María.



Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
y a su reino nos ha destinado. Amén.
Madre de la Esperanza en Adviento

Mirad las estrellas fulgentes brillar,
sus luces anuncian que Dios ahí está,
la noche en silencio, la noche en su paz,
murmura esperanzas cumpliéndose ya.

Los ángeles santos, que vienen y van,
preparan caminos por donde vendrá
el Hijo del Padre, el Verbo eternal,
al mundo del hombre en carne mortal.

Abrid vuestras puertas, ciudades de paz,
que el Rey de la gloria ya pronto vendrá;
abrid corazones, hermanos, cantad
que vuestra esperanza cumplida será.

Los justos sabían que el hambre de Dios
vendría a colmarla el Dios del Amor,
su Vida es su vida, su Amor es su amor
serían un día su gracia y su don.

Ven pronto, Mesías, ven pronto, Señor,
los hombres hermanos esperan tu voz,
tu luz, tu mirada, tu vida, tu amor.
Ven pronto, Mesías, sé Dios Salvador. Amén.


II DOMINGO DE ADVIENTO

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Nos vamos acercando a la venida del Señor, a la humilde Voluntad, que comenzó en su Encarnación
y que mantiene a la Virgen María en el Misterio de la Espera.
María espera, y espera con auténtica Fe, la realidad de sus palabras..."Hágase en mí según tu Palabra", sorprendente docilidad y obediencia la de María, dispuesta siempre a relizar lo que Dios le pide.
Y después, María Obediente, acude a servir a su prima, encinta, ya mayor, y necesitada de unas manos jóvenes que la ayuden y la acompañen. María, es Servidora, que no solamente servicial.
Y María , vuelve a su casa después, donde la esperan sus padres, el que será su marido...y el pueblo... Y María, comunicará, en ese tiempo la Noticia, la Buenanueva... María es Valiente y Entregada a cumplir la Voluntad de Dios: La Vida está en su vida.
Así María, Confiada, Esperanzada,Dócil, Obediente, Servidora, Valiente y Entregada a cumplir la voluntad de Dios en ella y con ella, aguarda amorosamente el Nacimiento de su Hijo, el Hijo de Dios.


SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCION

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MARÍA VIRGEN INMACULADA, MADRE DE DIOS
ORACIÓN
¡Virgen Santísima, que agradaste al Señor y fuiste su Madre; inmaculada en el cuerpo, en el alma, en la fe y en el amor! Por piedad, vuelve benigna los ojos a los fieles que imploran tu poderoso patrocinio. La maligna serpiente, contra quien fue lanzada la primera maldición, sigue combatiendo con furor y tentando a los miserables hijos de Eva. ¡Ea, bendita Madre, nuestra Reina y Abogada, que desde el primer instante de tu concepción quebrantaste la cabeza del enemigo! Acoge las súplicas de los que, unidos a ti en un solo corazón, te pedimos las presentes ante el trono del Altísimo para que no caigamos nunca en las emboscadas que se nos preparan; para que todos lleguemos al puerto de salvación, y, entre tantos peligros, la Iglesia y la sociedad canten de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz. Amén.


JACULATORIA
Bendita sea la santa e Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, Madre de Dios. Avemaría. 
EJERCICIO PIADOSO A LA INMACULADA VIRGEN

Oh Dios, que por la Inmaculada Virgen, preparasteis digna morada a vuestro Hijo; os suplicamos que, así como a ella la preservasteis de toda mancha en previsión de la muerte del mismo Hijo, nos concedáis también que, por medio de su intercesión, lleguemos a vuestra presencia puros de todo pecado. Por el mismo Jesucristo, nuestro señor. Amén.
1. Bendita sea la santa e inmaculada Concepción de la gloriosa Virgen María, Madre de Dios. Avemaría.
2. Oh María, que entrasteis en el mundo sin mancha de culpa, obtenedme de Dios que pueda yo salir de él sin pecado. Avemaría.
3. Oh Virgen María, que nunca estuvisteis afeada con la mancha del pecado original, ni de ningún pecado actual, os encomiendo y confío la pureza de mi corazón. Avemaría.
4. Por vuestra Inmaculada Concepción, oh María, haced puro mi cuerpo y santa el alma mía. Avemaría.
5. Oh María, concebida sin pecado, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos. Avemaría.



MADRE TERESA, LA PERSONA

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Estimados  amigos, este artículo de Religión en Libertad,
ha sido un regalo que he recibido en la Solemnidad  de la Inmaculada, una Luz en la obra que la Beata Teresa de Calcuta ha presentado al mundo, al ser Obediente 
al Señor, en todo lo que Él le pedía, para servir a los
más Pobres de entre los Pobres .

Animo a todos los que pasan por este blog, a que
conozcan la extensa Familia Misionera de la Caridad: Misioneras de la Caridad Activas o Contemplativas. Misioneros de la Caridad Activos o Contemplativos.
Padres Misioneros de la Caridad (sacerdotes).
Laicos Misioneros de la Caridad.
Movimiento Corpus Christi para sacerdotes.
Colaboradores y Sufrientes. 
Una gran Familia de la Iglesia Católica  para servir .
Les invito al "Venid y ved (Come and see)" de cada casa
o grupo de esta familia, conocerán lo que hacen, por qué
y para quien.
Busquen.
También pueden entrar en la página oficial en Internet:
www.motherteresa.org

Recemos

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www.religiónenlibertad.com

Diez breves anécdotas que retratan a la Madre Teresa de Calcuta, la mujer que

no se arredraba nunca

Diez breves anécdotas que retratan a la Madre Teresa de Calcuta, la mujer que no se arredraba nunca
La Beata Teresa de Calcuta hacía novenas de diez oraciones... ¡para dar las gracias por anticipado!
Actualizado 8 diciembre 2014
  
 De lo que Teresa de Calcuta decía del aborto
 Hollywood prepara «Tengo sed», una película sobre la vida de la Madre Teresa de Calcuta
 Un encuentro con Madre Teresa de Calcuta cambió la vida de «El último superviviente»
 Del Moscú comunista al Vaticano, unas cuantas historias de la Madre Teresa de Calcuta
La bibliografía sobre la Beata Teresa de Calcuta (1910-1997) es abundante y diversa, pero que puede aún enriquecerse con obras notables lo prueba la que acaba de publicar Fernando López de Rego: Teresa de Calcuta. La persona(Freshbook).

Una aproximación valiosa porque, sin pretensión hagiográfica alguna, permite que la elocuencia intrínseca de los dichos y acciones de Agnes Gonxha Bojaxhiu proclame más su santidad que su misma valoración, en cualquier caso ya dictaminada por la Santa Sede al elevarla a los altares en 2003, pendiente ahora del proceso de canonización.

Y valiosa asimismo porque deja al lector un retrato muy verosímil de su protagonista, "la Teresa persona", objeto de búsqueda que confiesa el autor: "Una persona que 

dejó en vida una huella muy fuera de lo corriente y que provocó
 unas ondas de tal magnitud que, tras su muerte, siguen expandiéndose
 por prácticamente todos los países del mundo".



El libro de Fernando López de Rego aporta, además de su visión

 general de la Madre Teresa, nueve testimonios específicos sobre
 ella con algún dato inédito.

Además, López de Rego (abogado experto en derecho europeo y conocedo
r
y enamorado de la India) ha entrevistado, para conocerla mejor, a nuever
personas con mucho que decir sobre ella, y cuyos testimonios son 
una aportación sustanciosa de este volumen: Henry D´Souza, arzobispo 
emérito de Calcuta; Sunita Kumar, su amiga y portavoz hindú; Alfred 
Woodward, el cardiólogo que certificó su muerte, quien durante años
 se ha resistido a hablar de Madre Teresa; Anges Maity, su primera
 niña de las chabolas; un hermano misionero de la Caridad en Calcuta; 
Sajeda Khatoon, su vecina musulmana; Sor Gertrude, la segunda que la 
siguió; Lakshmi, Mongol, Jacob Das, Anil, Kalloo y Philip, sus huerfanitos
; y Sor María Ruah, una doctora europea en la leprosería de Shantinagar y
 única de este elenco que no la conoció personalmente.



En las páginas de Teresa de Calcuta. La persona pueden espigarse

 multitud de anécdotas que protagonizó, en ocasiones más útiles
 que mil discursos para dibujar un carácter o la naturaleza de una misión.
He aquí diez de ellas.

1. La alegría de dar

En cierta ocasión, Madre Teresa supo de una familia hindú con ocho hijos

 que no tenía nada para comer. Cogió un poco de arroz y se lo llevó; los ojos
 de los niños brillaban de hambre. Su madre cogió el arroz, lo dividió y salió
 a la calle con la mitad del recibido. Cuando regresó y Madre Teresa le
 preguntó qué había hecho, contestó simplemente: "Ellos también tienen
 hambre". "Ellos" era una familia musulmana vecina. Madre Teresa comentó
 luego: "Aquella noche no les di más arroz, pues quería que ellos también
 pudiesen disfrutar de la alegría de dar".

2. La caridad, por encima del Papa
El 29 de noviembre de 1964, Madre Teresa estaba invitada a la ceremonia de

 apertura del XXXVIII Congreso Eucarístico Internacional, presidida por
 Pablo VI en Bombay. Pero de camino al acto, vio a dos moribundos junto
 a un árbol, marido y mujer. Se detuvo con ellos hasta que él murió en sus
 brazos. Entonces la religiosa cargó en hombros a la esposa y la llevó a un centro
 de su congregación. Para entonces, la ceremonia ya había concluido...

3. Un premio mayor que un millón de dólares
Cuando un periodista norteamericano la vio atendiendo a un enfermo con

heridas hediondas, le dijo que él no haría eso ni por un millón de dólares.
"Por un millón de dólares tampoco lo haría yo", respondió Madre Teresa.

4. A los del "rollo social"
A las misioneras de la Caridad, algunos tenían el cuajo de reprocharles la 

atención prestada a los más necesitados, alegando que eso les mantenía en
 la miseria. Y alegaban la manida comparación de qué es mejor, si regalar 
un pez o una caña de pescar.

La beata albanesa tenía clara la respuesta: "Lo que dicen ustedes me parece 

perfecto, perolos pobres con los que nosotros trabajamos están tan 
débiles que no tienen fuerza ni siquiera para sostener la caña entre 
sus manos. Si les parece, nosotras les alimentamos para que adquieran esa 
fuerza y luego ustedes les enseñan a manejar la caña".

5. Planchazo a un funcionario hostil

Un día la Madre Teresa acudió a solicitar una ayuda al edificio principal

 de la administración del estado de Bengala Occidental en Calcuta.
 El funcionario reaccionó de una manera muy hostil y humillante a la solicitud. 
Pero más tarde, el superior jerárquico de ese funcionario estudió la solicitud 
y decidió acogerla.
 Cuando ella fue a recibir la suma concedida, el funcionario displicente le espetó: 
"Este dinero es para usted". A lo que ella respondió inmediatamente: "No, este
 dinero es para los pobres. Para mí era su comportamiento del otro día".

6. "Sin María no hay Jesús"
Estando en Holanda, un protestante que la visitó junto con su esposa le comentó 

que, en su opinión, los católicos le daban excesiva importancia a María.
 "Sin María no hay Jesús", replicó ella muy en su línea, breve y de lógica 
elemental. Debió hacer pensar a su interlocutor, porque días después recibió 
una hermosa postal suya con el siguiente texto: "Sin María no hay Jesús".

7. Pasajera de lujo
En sus viajes por la India, llevaba consigo una gran imagen de la Virgen de Fátima, 

casi de tamaño natural, que le habían regalado. Una vez la colocó en el tren en 
el asiento contiguo, y el revisor quería hacerle pagar el billete a Nuestra Señora. 
Madre Teresa le explicó que su pase gratuito de los Ferrocarriles Indios era para
 ella y una acompañante... y que ésa era su acompañante ese día. 
El agente insistió: las estatuas no hablan, y por tanto no hacen compañía.
 "Pues yo le hablo y ella me escucha. Y a veces ella me habla y yo la 
escucho a ella". El revisor se dio por vencido.

8. Objetivo Berlín
Madre Teresa había hecho el voto de seguir inmediatamente la voluntad del Señor

 nada más conocida, de forma que no dejaba pasar ni un minuto. Así que, cuando 
en septiembre de 1980 se fue al Berlín Oriental a abrir la primera casa de la orden
 en un país comunista, la hermana que debía quedarse sólo tenía permiso para 24
 horas. Ambas empezaron a recitar su oración de intercesión preferida (el Acordaos, dirigido a la Virgen María). Cuando llevaban ocho, sonó el teléfono:
 le habían concedido el visado para seis meses.

9. Novenas exprés
Una mujer de acción como la Madre Teresa no hacía las novenas en nueve días, 

sino en uno solo, repitiendo diez veces el Acordaos. ¿Por qué diez? Daba por 
descontado que la petición iba a ser atendida y añadía una repetición 
adicional, la décima, en concepto de acción de gracias anticipada.

10. Mucho más que preconciliar

Un teólogo que visitaba a las misioneras de la Caridad consideraba sus

 enfoques espirituales y pastorales propios de tiempos anteriores al Concilio 
Vaticano II. Al despedirse de ellas, no pudo reprimir el decírselo: 
"Lo que están haciendo ustedes es admirable, pero teológicamente están 
en hace doscientos años". La respuesta de Madre Teresa fue instantánea: 
"Peor aún. En hace dos mil años".


http://www.religionenlibertad.com/

diez-breves-anecdotas-que-retratan-

a-teresa-de-calcuta-la-mujer-

39021.htm

LA VIRGEN DE GUADALUPE Y MADRE TERESA

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La Virgen de Guadalupe y la Madre Teresa...

VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA
HOMILÍAPRONUNCIADA POR EL NUNCIO APOSTÓLICO, GIUSEPPE BERTELLO EN EL ANIVERSARIO DE LA BEATIFICACIÓN DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA
Una vez más nos hemos reunido para dar gracias a Dios por el don que a hecho a su Iglesia y a su humanidad en la persona de la Madre Teresa. Hoy celebramos su fiesta como beata y lo hacemos aquí, a los pies de la Virgen de Guadalupe, porque la madre (Teresa) nos ha enseñado que María puede ayudarnos de la manera mejor a amar a Jesús e indicarnos el camino más breve para llegar a El.
La Palabra de Dios, que la Iglesia ofrece hoy a nuestra meditación, es como una sinfonía sobre el amor de Dios de un lado, que nosotros sabemos se Encarnó en Jesús, y por el otro lado es la respuesta del hombre. El libro del Cantar de los Cantares, nos dice que Israel, purificado por la prueba del exilio descubre que Dios se dirige no solo a la colectividad sino al corazón de cada de nosotros y el verdadero amor se transforma en un diálogo, en una búsqueda apasionada que se hace respuesta a la llamada y al mismo tiempo se hace compromiso para construir una vida de comunión y de integridad con Dios.
Es Dios que tiene siempre la iniciativa. Su Palabra llena de confianza y de ternura llega derecho al corazón del hombre y lo hace feliz. Madre Teresa ha vivido esta unión de amor con Dios y la ha transmitido a sus hijos y a sus hijas. En el centro de su atención no estaban, como puede parecer a primera vista, la pobreza y la miseria, sino la unión total con Dios y el abandono incondicional a El.
El sentimiento de ser un lápiz pequeño en las manos de Dios, que quiere vivir en Ella, mirar con sus ojos, caminar con sus pies, amar con su corazón. Ella decía a sus hijas: “Dios me ama, yo no estoy aquí sólo para ocupar un lugar, sólo para ser un número más. Vivamos la vida de unión con Dios, todas nuestras pequeñas actividades pueden ser ofrecidas por medio de la Sangre Preciosa , por medio de Jesús. Mi respuesta al gran amor de Dios no puede ser más que un abandono total a El, El puede hacer lo que quiera de mí. Deja que Jesús se sirva de ti, sin consultarte”.
La madre quería que las personas que se le acercaban tuviesen esta experiencia profunda de la ternura del amor de Dios. Ella con la fuerza persuasiva de su palabra y de su ejemplo ha sido una verdadera misionera del amor del Señor, y a todos ha transmitido un mensaje: que El nos ama, nos acepta, es nuestra Providencia.
Son sus palabras: “una misionera de la Caridad debe ser una misionera de amor. Una misionera es una enviada, Dios envió a su Hijo, hoy nos envía a nosotras. Somos enviadas para ser su amor entre los hombres, para llevar su amor y su compasión a los más pobres de los pobres. No debemos tener miedo de amar, una misionera de la caridad, debe ser una misionera de amor, Ella es enviada para ser el amor de Dios”.
Tú y yo, concluía, somos algo especial para El, ser su corazón para amarlo en los pobres, ser sus manos para servirlo en los más pobres de los pobres. Madre Teresa, encontró en el himno de la caridad de San Pablo, que hemos escuchado ahora, el método, el camino para llevar a la humanidad el amor de Dios. Sin el amor no somos nada y lo que hacemos no tiene sentido.
Cuántas personas podrían hacer la misma pregunta de la pobre mujer de Calcuta con su cuerpo lleno de llagas purulentas: hermana, le preguntó un día, ¿por qué tú actúas de esta manera? No todos se portan así ¿quién te lo ha enseñado?. Y la madre con su candor le contestó: “Mi Dios me lo ha enseñado, ahora lo has conocido, Dios se llama amor”.
Pero la caridad de la Palabra de San Pablo no es algo teórico o sentimental, tiene sus raíces en las bienaventuranzas. En esta página del Evangelio de San Mateo Jesús nos presenta la imagen de su discípulo consciente de sus debilidades ciertamente, pero que pone su vida en las manos de Dios y en sus relaciones con los demás sabe tener su mirada fija en El. Por eso es misericordioso, valora la pobreza, busca la justicia y sabe construir la paz.
Madre Teresa, insistía mucho en las palabras de Jesús: “bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”, y no se cansaba de repetir que sólo un corazón puro puede ver a Dios, aludiendo a la visión de fe que brota de la orientación de la vida hacia el Señor y permite percibir en todo momento su Providencia. Un corazón puro, abierto para recibir la luz y la Palabra del Señor se presenta ante el prójimo con transparencia, con sencillez, sin egoísmo.
“Somos llamadas a ser contemplativas con el corazón del mundo de hoy”, decía, buscando la cara de Dios en todo, en cada persona , siempre , en cada momento y en cada lugar, sobre todo reconociendo su mano en los acontecimientos y particularmente mirando y adorando la presencia de Jesús bajo las humildes apariencias de la Eucaristía y bajo el mísero disfraz del pobre. En las chozas, Jesús se esconde en la miseria y en la pobreza de nuestra gente. No podemos hacer el voto de caridad si no tenemos la fe que ve a Jesús en la gente que nos rodea, de lo contrario, nuestro trabajo no es más que un trabajo social”.
El Papa Juan Pablo II, recibiendo a la gran familia espiritual nacida del corazón de Madre Teresa, decía: “El mensaje de la Madre, hoy mas que nunca se presenta como una invitación dirigida a todos”. Toda su existencia nos recuerda que ser cristianos significa ser testigos de la Caridad. Esta es la consigna de la nueva Beata. Haciéndome eco de sus palabras, continuaba el Papa, “exhorto a cada uno a seguir con generosidad y valentía los pasos de esa auténtica discípula de Cristo”.
En efecto, una mujer tan pequeña, tan pobre, tan sencilla y humilde ha ejercido y continúa ejerciendo un gran atractivo que no se puede explicar con categorías puramente humanas. La razón profunda está en el hecho que se ha convertido en un signo transparente de la presencia de Jesús y de su Iglesia en el mundo, ocupándose
Del más pequeño de nuestros hermanos.
Y en nuestra época tan confusa, tan violenta y llena de contradicciones, ella ha manifestado lo que es el amor cristiano y ha mostrado que llegar a ser santos significa llegar a ser humanamente santos, sabiendo conjugar la santidad con la bondad, la compasión y la misericordia.
Pienso en ciertas analogías con las primeras comunidades cristianas cuando resaltaba a los ojos de los paganos el testimonio de la fraternidad y de la entrega de caridad al prójimo. Esto es lo que ha hecho Madre Teresa, tratando a los más pobres como personas y sobre todo como hijos de Dios sin tomar en cuenta su creencia o su religión.
Creo que cabe a cada uno de nosotros recoger este modelo y este ejemplo. En medio de nuestras ocupaciones cotidianas no podemos descuidar lo que es esencial: mostrar el amor misericordioso de Dios mediante nuestro ejemplo, mediante nuestro empeño de caridad y nuestra entrega servicial especialmente hacia los más necesitados. La Madre Teresa, con su enseñanza y con su testimonio demostró que ellos tienen nuestros mismos derechos y que el mundo moderno, tan orgulloso de sus conquistas, no puede dejarlos de su costado, si quiere ser un mundo humano.
Madre Teresa no tuvo miedo de defender la vida naciente y a las mujeres que querían abortar les decía: “no los maten, déjenlos a mí, déjenlos nacer”.
Yo quisiera concluir estas palabras recordando una vez más sobre todo a quienes entre nosotros nos sentimos vinculados de una manera o de otra a la espiritualidad de la madre, lo que decía Juan Pablo II: “De una pequeña semilla el Señor ha hecho crecer un árbol grande y rico en frutos”. Y precisamente ustedes, hijas e hijos de Madre Teresa, son los signos más elocuentes de esta fecundidad profética. Conserven inalterado su carisma, sigan sus ejemplos, y ella, desde el cielo, no dejará de sostenerlos en el camino diario. Así sea.

EN LA VIDA DE MADRE TERESA

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El hambre terminará cuando aprendamos a compartir"

Testimonio inédito de la Madre Teresa de Calcuta sobre la opción por los pobres 
Madre Teresa de Calcuta

1910 - 1997

* Hace unas semanas, dos jóvenes vinieron a nuestra casa para ofrecerme mucho dinero para dar de comer a la gente. En Calcuta damos de comer a 9 mil personas al día. Querían que el dinero se destinara para alimentar a esta gente. Les pregunté: "¿De dónde han sacado tanto dinero?". Ellos me respondieron: "Nos acabamos de casar hace dos días. Antes de la boda, decidimos que no compraríamos trajes para la ceremonia ni para la fiesta. Queremos darles a ustedes el dinero". Para un hindú de clase alta esto es un escándalo.


* Muchos se quedaron totalmente sorprendidos al ver cómo una familia de ese nivel no había comprado trajes ni había organizado fiestas con motivo de la boda. Después les pregunté: "¿Por qué lo han hecho?".
Esta fue la extraña respuesta que me dieron: "Nos amamos tanto que queríamos dar algo a otros para comenzar nuestra vida en común con un sacrificio". Me impresionó mucho el constatar cómo estas personas estaban hambrientas de Dios. Una manera de manifestarse el amor mutuo era hacer ese sacrificio enorme. Estoy segura de que los occidentales no pueden entender lo que significa esto. En nuestro país, en la India, sabemos lo que significa no tener vestidos y fiestas para la boda. Sin embargo, estos dos jóvenes tuvieron el valor de comportarse así. Esto es verdaderamente un amor en acción. Y, ¿donde comienza este amor? En la propia casa. ¿Cómo comienza? Rezando juntos. Una familia que reza unida permanece unida. Y, si permanece unida, entonces se amarán unos a otros como Dios nos ama.


* En una ocasión, por la tarde, un hombre vino a nuestra casa para contarnos el caso de una familia hindú de ocho hijos. No habían comido desde hacía ya varios días. Nos pedía que hiciéramos algo por ellos. De modo que tomé algo de arroz y me fui a verlos. Vi cómo brillaban los ojos de los niños a causa del hambre. La madre tomó el arroz de mis manos, lo dividió en dos partes y salió. Cuando regresó le pregunté qué había hecho con una de las dos raciones de arroz. Me respondió: "Ellos también tienen hambre". Sabía que los vecinos de la puerta de al lado, los musulmanes, tenían hambre.Quedé más sorprendida de su preocupación por los demás que por la acción en sí misma. En general, cuando sufrimos y cuando nos encontramos en una grave necesidad no pensamos en los demás. Por el contrario, esta mujer maravillosa, débil, pues no había comido desde hacía varios días, había tenido el valor de amar y de dar a los demás, tenía el valor de compartir.

Frecuentemente me preguntan cuándo terminará el hambre en el mundo. Y yo respondo: "Cuando tú y yo aprendamos a compartir". Cuanto más tenemos, menos damos. Cuanto menos tenemos, más podemos dar.


* En una ocasión, en Calcuta, no teníamos azúcar para nuestros niños. Sin saber cómo, un niño de cuatro años había oído decir que la Madre Teresa se había quedado sin azúcar. Se fue a su casa y les dijo a sus padres que no comería azúcar durante tres días para dárselo a la Madre Teresa. Sus padres lo trajeron a nuestra casa: entre sus manitas tenía una pequeña botella de azúcar, lo que no había comido. Aquel pequeño me enseño a amar. Lo más importante no es lo que damos, sino el amor que ponemos al dar.


* Ustedes conocen a los pobres de su zona. Saben que se encuentran precisamente aquí en Roma, en Nueva York, en Londres y en otros sitios.

Nuestras hermanas dan de comer a los hambrientos de esta ciudad. Hay personas que duermen por las calles. Quizá se sorprendan al ver a personas como ustedes que duermen arropados por cartones, temblando por el frío. ¡Esto sí que hace sufrir!". Tienen que tener un amor tierno, tienen que reconocer al pobre donde quiera que vivan.

En la India, es maravilloso ver a hindúes y musulmanes que se preocupan por los pobres. También aquí, al igual que en muchos lugares, la gente se hace más consciente de la necesidad de compartir la alegría de amar.
Pero, ¿dónde comienza este amor? En casa. No podemos dar lo que no tenemos.

Y yo rezo para que este amor pueda comenzar. La oración da un corazón transparente. Y un corazón transparente puede ver a Dios. Sólo podemos ver a Dios si hacemos algo por alguien. Tienen que saber quién es ese "alguien" y quién lo ha creado. A los pobres no les hace falta demasiado, lo que necesitan es ternura y amor.


* Una vez recogí a un hombre en un desagüe abierto en Calcuta. Había visto que algo se movía en el agua: al quitar la suciedad me di cuenta de que era un hombre. Lo lleve a nuestra casa para moribundos. Tenemos un lugar para personas en esta situación. En todos estos años hemos recogido por las calles de Calcuta a 45 mil personas como esta. De estas, 19 mil han muerto rodeadas de amor.

De modo que lleve a aquel hombre a nuestra casa. No blasfemó, no gritó. Su cuerpo estaba totalmente cubierto de gusanos. Lo único que dijo fue: "He vivido toda mi vida en las calles como un animal. Y ahora voy a morir como un ángel, amado y atendido". Después de tres o cuatro horas murió con la sonrisa en los labios. Esta es la grandeza de nuestra gente.


* Últimamente vienen muchos jóvenes a trabajar a Calcuta con los moribundos, con los leprosos, o en la casa para los niños. Un día llegó también una muchacha de la Universidad de París. En su rostro se podía ver una profunda preocupación. Pero después de algunas semanas de trabajo con los moribundos, dijo: "He encontrado a Jesús". "¿Dónde?", le pregunté. Ella me dijo: "Lo he encontrado en la casa de los moribundos". "Y, ¿qué has hecho?". "Me he confesado por primera vez después de quince años y he enviado un telegrama a mis padres porque he encontrado a Jesús". En sus países, en Europa, en América, no sé si la gente muere de hambre pero yo veo una pobreza todavía más difícil de extirpar: la soledad de quienes son marginados, la sensación de no sentirse deseado, amado, el verse abandonado. Insisto en que hay que ver, tocar y amar, pues, si no nos aman, no podemos amar.


* También hoy tenemos muchos sufrimientos, muchos problemas. Lo que yo he visto es increíble. Nuestra gente sufre todavía mucho. Nuestro deber es ayudarles a compartir con ellos la alegría de amar, pues amándoles amamos a Cristo. Y, cuando llegará el día en el que regresaremos a la casa de Dios, Cristo nos dirá: "Tenía hambre y me diste comer; estaba desnudo y me vestiste, no tenía casa y me diste un refugio". El hambre no es sólo de pan, el hambre es de amor.


* Un día estaba recorriendo las calles de Londres y vi a un hombre totalmente borracho. Tenía un aspecto triste y miserable. Me acerqué a él y le tome su mano -mi mano siempre está caliente-, la apreté y le pregunté: "¿Cómo está?". Me respondió: "!Ah!, ¡hace mucho tiempo que no sentía el calor de una mano humana!". Y su rostro se iluminó. Su cara era diferente. Lo único que quiero decir es que los pequeños detalles, hechos con gran amor, llevan a la alegría y a la paz.


* En Australia trabajábamos con los aborígenes. Nuestras hermanas van a visitar a las familias de estas personas que no tienen a nadie que les ayude. Lavan la ropa, les ayudan a limpiar, etc. Un día fui a la casa de un señor y le pregunté si podía limpiar su casa. Él respondió: "Yo estoy bien". Le dije: "Pero estará todavía mejor si me dejara limpiar". Pude ver que en la habitación había una gran lámpara llena de polvo. De modo que le dije: "Nunca enciende esa lámpara". "¿Para quién? -me respondió-, durante años enteros nadie ha venido a verme". "Y, si las hermanas vienen a verle, ¿encenderá la lámpara?", le pregunté. Me dijo que sí. Las hermanas comenzaron a visitarle. Me olvidé totalmente de aquel hombre y de su lámpara. Tres años más tarde, el señor me mandó a las hermanas con un mensaje: "Díganle a mi amiga que la lámpara que alumbró mi vida todavía está encendida". Ésta es la grandeza de nuestra gente. Si llegamos a conocerles, los amamos, y si los amamos realmente, amamos a Cristo. Ciertamente Jesús está allí. Él lo dijo: tiene que ser así. Y, por este motivo, Jesús se ha hecho pan de vida para satisfacer su hambre de nuestro amor humano.
De modo que ayudémonos mutuamente a llevar este amor de Cristo al mundo. El mundo es lo que espera de nosotros. Enséñenlo a los jóvenes. Ellos quieren hacer algo. Ayúdenles. Verán que seremos capaces de cambiar esta fase horrenda que atraviesa el mundo.

FIESTA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

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 HOY 12 DE DICIEMBRE CELEBRA LA IGLESIA LA FIESTA

 DE LA VIRGEN DE GUADALUPE, PATRONA DE MÉXICO Y 

AMERICA LATINA

Bienaventurada Virgen María de Guadalupe en México, cuyo gran maternal auxilio implora con humildad el pueblo en la colina de Tepeyac, cerca de la ciudad de México, donde apareció. Ella brilla como una estrella que invita a la evangelización de los pueblos, y es invocada como protectora de los indígenas y de los pobres.
El Papa Benedicto XIV la proclama Patrona de México en 1754, recibe la coronación pontificia en 1895, y en 1945 el Papa Pío XII la proclama Patrona de América Latina.
Dios, Padre de misericordia, que constituiste a tu pueblo bajo el singular patrocinio de la Santísima Madre de tu Hijo, concede a todos los que invocan a la Bienaventurada Virgen de Guadalupe, que con más alegre fe busquen el progreso de los pueblos por caminos de justicia y de paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

Descubrimientos que indican sobrenaturalidad

Más allá del fenómeno religioso de la Aparición a Juan Diego, hay una serie de descubrimientos en la tela de la tilma, en que está grabada la imagen de la Virgen María, que no tienen explicación científica cuando han pasado 5 siglos, y refuerzan la sobrenaturalidad del suceso.

Imagen_Virgen_Guadalupe-2

La imagen está grabada sobre un tejido de ayate hecho con fibra de maguey, común y sin preparación. Es un tejido primitivo que permite ver a trasluz sin ninguna dificultad. Se cuentan hasta 14 hilos por cm2.

Sus dimensiones son 103 x 168 centímetros, y está formada por dos partes unidas en el medio por una gruesa costura vertical efectuada con un hilo de maguey.

“Tilma” es un vocablo náhuatl o azteca y significa manta, capa o abrigo.
Ver también:

LA CONSERVACIÓN DEL AYATE

Esta manta se ha podido conservar durante siglos, expuesta a las inclemencias del ambiente, sin protección alguna contra el polvo, la humedad, el calor, el humo de las velas y el continuo roce de miles y miles de objetos que fueron tocados a la venerada imagen, además del constante contacto de manos y besos de los peregrinos, sin que se haya deshilachado ni desteñido su bella policromía. Sólo desde hace unos años la cubrieron con un vidrio.
Llama la atención también que es una tela de ayate que se descompone por putrefacción en veinte años o menos. Sin embargo el ayate de la imagen ha resistido 5 siglos en perfecto estado de conservación. Para comprobarlo, en el siglo XVIII se hizo una réplica lo más parecida al original y se pudo comprobar que la tilma se hizo polvo en sólo 15 años.
Se podría pensar que la tela ha resistido tanto porque la habrían encolado y preparado de manera especial como a otras pinturas famosas, para que tuviera gran resistencia. Pero Callaghan, del instituto espacial NASA de Estados Unidos, la ha estudiado con aparatos de rayos infrarrojos y ha descubierto que la tela no tiene ningún engomado ni preservativos, y que no se puede explicar cómo esa imagen ha resistido los siglos en un lienzo tan ordinario.
Juan-Diego-y-La-Virgen

TIENE LA TEMPERATURA DEL CUERPO HUMANO

Al tomarse la temperatura de la fibra de maguey con que está construida la tilma, se descubre que milagrosamente la misma mantiene una temperatura constante de 36.6 grados, la misma que el cuerpo de una persona viva.
La tilma de Juan Diego está colocada sobre una placa metálica, cuya temperatura oscila alrededor de los quince grados centígrados, mientras que la tilma se mantiene constantemente a treinta y seis grados y medio.

NO LE AFECTA EL ÁCIDO

En 1791 se cayó accidentalmente ácido muriático en el lado superior derecho de la tela. En un lapso de 30 días, sin tratamiento alguno, se reconstituyó milagrosamente el tejido dañado. Actualmente, apenas se advierte este hecho como una breve decoloración en ese lugar, que testimonia lo ocurrido.
Según las leyes químicas, aquel líquido habría provocado un daño irreparable. El ácido, en contacto con las proteínas presentes en los tejidos de origen animal o vegetal, les da un característico color amarillo y disgrega la celulosa. Pero en aquel caso no sucedió nada de esto. El líquido caído en la tilma se evaporó, dejando una débil mancha que con el tiempo desapareció totalmente.

LA TELA REPELE EL POLVO

Se ha visto otra sorprendente característica: en la tilma no hay rastro de polvo ni de insectos vivos o muertos. La imagen de la Virgen repele el polvo y los insectos. Este curiosísimo e inexplicable fenómeno, se ha constatado todas las veces que se han hecho investigaciones.
Además es refractaria a la humedad.
manto de estrellas de la virgen de guadalupe

NO SE CONOCE EL ORIGEN DE LOS COLORANTES

En 1936 el profesor Richard Kuhn, director de la sección de química del Kaiser Wilhelm Institut de Heidelberg, que dos años más tarde, en 1938, obtuvo el premio Nobel de Química, tuvo la posibilidad de examinar dos hilos, uno rojo y uno amarillo provenientes de fragmentos de la tilma de Juan Diego.
El resultado de los análisis demostraron que en las fibras no había restos de colorantes, ni vegetales, ni animales, ni minerales.
Varias veces, a lo largo de los siglos, se han pintado agregados a la tela. Milagrosamente estos agregados han desaparecido, quedando nuevamente el diseño original, con sus colores vivos, que parecen frescos.

NO LE AFECTÓ UNA BOMBA PUESTA PARA DESTRUIRLA

Entre los prodigios de la Virgen de Guadalupe hay uno ocurrido el 14 de noviembre de 1921, a las 10:30 de la mañana, cuando Luciano Pérez Carpio subió al altar colocó a los pies de la Virgen de Guadalupe un enorme ramo de flores con una poderosa bomba.
Los efectos de la explosión destruyeron las gradas de mármol del altar que sostenía la imagen, hizo volar los pesados candelabros, retorció un gran crucifijo de metal que todavía se exhibe en ese estado, convirtió en polvo jarrones, floreros y vidrios de casas cercanas a la basílica, y el cristal de un cuadro de San Juan colgado detrás de la Virgen de Guadalupe.
Pero prodigiosamente la imagen de la Virgen de Guadalupe no recibió ni un rasguño. Y aún, quedó intacto el cristal que la protegía.

IMAGEN SIN ESBOZO PREVIO NI RASTROS DE PINCEL

Con rayos infrarrojos se ha descubierto que la imagen no tiene esbozos previos, como se ve en los cuadros de pintores famosos, sino que fue pintada directamente, tal cual se la ve, sin idas y venidas ni rectificaciones. Tampoco hay rastros de pincel.
En 1751 se llevaron a cabo investigaciones por parte de siete pintores famosos, a la cabeza de los cuales estaba Miguel Cabrera, y también constataron que el cuadro no había sido pintado por una mano humana.
Los colores estaban como ‘incorporados’ a la trama de la tela. No hay rastros de pinceladas.
Al acercarse a menos de 10 centímetros de la imagen, sólo se ve la tela de maguey en crudo. Los colores desaparecen. Estudios científicos de diverso tipo no logran descubrir el origen de la coloración que forma la imagen, ni la forma en que la misma fue pintada.
Los científicos de la NASA afirmaron que el material que origina los colores no es ninguno de los elementos conocidos en la tierra.

LA PINTURA ESTA SUSPENDIDA EN EL AIRE

El 7 de mayo de 1979 los científicos Jody Brand Smith, profesor de estética y de filosofía en el Pensacola College, y Phillip Serna Callahan, biofísico de la Universidad de Florida y especialista en pintura y miembros de la NASA, analizan la tilma sin encontrar pintura en el original de la imagen. Prueban que no es fotografía pues no ha se ha impresionado al tejido.
virgen de guadalupe en la basilica
Se ha hecho pasar un rayo láser en forma lateral sobre la tela, detectándose que la coloración de la misma no está ni en el anverso ni en el reverso, sin que los colores flotan a una distancia de 3 décimas de milímetro sobre el tejido, sin tocarlo. Los colores flotan en el aire, sobre la superficie de la tilma.

LA TÉCNICA DE PINTURA NO ES REPLICABLE

La imagen cambia ligeramente de color según el ángulo de visión, un fenómeno que se conoce con el nombre de iridiscencia, una técnica que no se puede producir con manos humanas.
Los pintores quisieron hacer algunas copias de la imagen y se dieron cuenta de que era prácticamente imposible reproducir fielmente la expresión y los rasgos de la figura porque eran fruto de una técnica maravillosa e inexplicable, que aprovechaba perfectamente los graves defectos de la trama de la burda tela.
Constataron, por ejemplo que, en la boca, la imperfección del tejido seguía de forma asombrosa el labio superior, obteniendo una profundidad y una expresividad maravillosas.

LAS PUPILAS REGISTRARON LA MOSTRACIÓN DE LA TILMA

El fenómeno más sorprendente se refiere a los descubrimientos hechos en las pupilas de la VirgenVea aquí el mensaje.
Al agrandar las pupilas de la Virgen se descubren varias personas que están siendo observadas por los ojos de la Imagen de la Virgen de Guadalupe.
También aparece la imagen del indio Juan Diego mostrando la tilma con la Imagen de la Virgen. Dos veces se retrata la imagen: una vez en los ojos de María, y luego en los ojos del obispo retratados en los ojos de María. O sea que esta imagen se observa en el tamaño de un cuarto de micrón, que es la 1/4 parte de un millonésimo de milímetro.
En total, se descubre la imagen de 13 personas. Las 13 personas están presentes en los 2 ojos de la Virgen, que es el reflejo transmitido por la escena en la que Juan Diego mostraba al Obispo Fray Juan de Zumárraga y a los presentes el manto con la misteriosa imagen.
ojo-virgen-de-guadalupe
Los personajes presentes en los ojos de la Virgen son:
1. Un indio sentado, que mira hacia lo alto, mientras parece tener en sus manos un instrumento musical indígena. Se cree que era un sirviente.
2. El perfil de un hombre anciano, con la barba blanca y la cabeza con calvicie avanzada; el Obispo Zumárraga
3. Un hombre más joven, probablemente el intérprete Juan González
4. Un indio de rasgos marcados, con barba y bigote y un gorro típicamente indígena, que abre su propia manta ante el Obispo; sin duda, se trata deJuan Diego
5. Una mujer de rostro oscuro, una sierva negra que estaba al servicio del Obispo
6. Un hombre de rasgos españoles, que mira pensativo acariciándose la barba con la mano
7. En el centro de las pupilas, además, a escala mucho más reducida se puede ver otra escena, totalmente independiente de la primera. Se trata de una familia indígena, compuesta por una mujer, un hombre, y algunos niños. En el ojo derecho, aparecen otras personas de pie detrás de la mujer; aparentemente, eran varios religiosos franciscanos.
Estas imágenes no pueden ser obra humana, por tres motivos:
a) No son visibles al ojo humano, salvo una: la del español, que es la más grande. Nadie podría haber pintado unas siluetas tan pequeñas.
b) Las 13 figuras se repiten en los 2 ojos y su tamaño varía de un ojo al otro, dependiendo de lo cerca que estuviera el personaje del ojo izquierdo o derecho de la Virgen.
c) Con la luz la pupila de la Virgen se contrae y al retirarla, se dilata nuevamente, como si fuera el ojo humano de una persona viva.
Lo que es impresionante es que en un espacio tan pequeño, como la córnea de un ojo situado en una imagen tamaño natural, existan estas imágenes. Aún el más experto miniaturista no podría haber pintado todas esas imágenes, que ha sido necesario ampliar 2000 veces, para poderlas advertir.

EL VIENTRE DE MARÍA LATE CON VIDA ADENTRO

Un ginecólogo, al colocar el estetoscopio debajo de la cinta o cinturón donde se ve que la Virgen se encuentra encinta, sintió ruidos de latidos rítmicos. Los contó y son de 115 a 120 pulsos en un minuto, que son los latidos del corazón del Niño Jesús, y corresponden en cantidad a los de un niño real.

LAS ESTRELLAS DEL MANTO REPRODUCEN EL CIELO DE 1531

En el manto de la Virgen de Guadalupe se encuentra representado con mucha fidelidad, el cielo del solsticio de invierno de 1531 que tuvo lugar a las 10:40 del martes 12 de diciembrehora de la ciudad de México.
Están representadas todas las constelaciones, que se extienden en el cielo visible a la hora de la salida del sol, y en el momento en que Juan Diego enseña su tilma al obispo Zumárraga, caen las rosas que llevaba en ella y aparece estampada en la tela, la imagen de la Virgen.
manto de la virgen y constelaciones
En el lado derecho del manto de la Virgen se muestran las constelaciones del norte:
1. En el hombro, un fragmento de las estrellas de la constelación del Boyero (Bootes)
2. Hacia abajo, a la izquierda, le sigue la constelación de la Osa Mayor (Ursa Maior) en forma de una sartén.
3. La rodean: a la derecha arriba, la cabellera de Berenice (Coma Berenices), a la derecha abajo, Lebreles (Canes Venatici), a la izquierda Thuban, que es la estrella más brillante de la constelación de Dragón (Draco).
4. Por debajo de dos estrellas (que todavía forman parte de la Osa Mayor), se percibe otro par de estrellas de la constelación del Cochero (Auriga) y al oeste, hacia abajo, tres estrellas de Tauro (Taurus).
En el lado izquierdo del manto de la Virgen se encuentran comprimidas las constelaciones del sur:
1. Cuatro estrellas que forman parte de la constelación de Ofiuco (Ophiucus).
2. Abajo, se observa Libray a la derecha, la que parece una punta de flecha corresponde al inicio de Escorpión (Scorpius).
3. Intermedias con la porción inferior, se pueden señalar dos de la constelación de Lobo (Lupus) y el extremo de Hidra (Hydra).
4. Hacia abajo se evidencia la Cruz del Sur (Crux), sin ninguna duda.
5. A su izquierda aparece el cuadrado, ligeramente inclinado de la constelación de Centauro (Centaurus).
6. En la parte inferior, solitaria, resplandece, Sirio.
De esta manera quedan identificadas en su totalidad y en su sitio, un poco comprimidas, las 46 estrellas más brillantes que rodean el horizonte del Valle de México.
A partir de la posición de las constelaciones que se proyectan en el manto, se puede deducir la posición de otras constelaciones que no son visibles en la imagen, porque su proyección cae fuera de esa prenda.
Por esta vía se comprueba que hay tres constelaciones cuya posición tiene un significado de interés a pesar de que su posición está fuera de la proyección del firmamento sobre el manto.
La primera, sobre la frente de la cabeza de la Virgen es la constelación Corona Borealis completando lo que aparentemente falta en su imagen a la descripción apocalíptica: corona de doce estrellas.
La segunda sobre las manos orantes de la Virgen corresponde a la posición de la constelación Virgo, como un refrendo adicional al dogma de su virginidad.
Por último en su vientre se sitúa la constelación Leo, cuya forma semeja la de un feto en el interior de la madre, remachando que la Virgen está encinta y que en su seno lleva al León de Judá.
La extraordinaria distribución de las estrellas en el manto de la Virgen no puede ser producto del azar. Pues ninguna distribución al azar puede representar con exactitud y en su totalidad las constelaciones de estrellas de un momento determinado.
constaleciones en manto de la virgen

LA LUNA Y EL ÁNGEL

La Virgen de Guadalupe está de pie en medio de la luna, y no es casualidad que la palabra México en nátuahl esta formada por “Metz— xic— co” que significa “en el centro de la luna”. También essímbolo de fecundidad, nacimiento, vida. Marca los ciclos de la fertilidad femenina y terrestre.
La imagen tiene por trono además de la luna, un ángel, que manifiesta la alegría con que sirve a su Reina. Tiene las alas a medio recoger, en ademán de quien acaba de volar. La manera en que están pintadas las alas del ángel, es desconocida.
Las alas del ángel son alas como las de un águila, símbolo náhuatl de espiritualidad elevada. Los tonos de las alas son parecidos a los del pájaro mexicano tzinitzcan que anunció a Juan Diego la aparición de la Virgen de Guadalupe.
Tiene orejas y ojos grandes, para percibir y transmitir el mensaje. Con una mano toca el cielo (manto con estrella), con la otra, toca la tierra, vestido lleno de flores.

LOS RAYOS

Detrás de la Virgen hay un sol que la rodea de 129 rayos.
La Virgen está rodeada de rayos dorados que le forman un halo luminoso o aura. El mensaje transmitido es: Ella es la Madre de la luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios verdadero, ella lo hace descender hacia el “centro de la luna” (México en nátuahl) para que allí nazca, alumbre y dé vida.
celebracioon en la  basilica

LA VIRGEN EMBARAZADA

El lazo de la cintura, es característico de la mujer indígena que va a ser madre.
El tonalí, pequeña flor de cuatro pétalos, representa la natalidad indígena, morada de Dios. Se halla en el vientre de María, indica que allí está lo más importante que ella viene a traernos, Jesús.
El cinto marca el embarazo de la Virgen. Se localiza arriba del vientre. Cae en dos extremos trapezoidales que en el mundo náhuatl representaban el fin de un ciclo y el nacimiento de una nueva era. En la imagen simboliza que con Jesucristo se inicia una nueva era tanto para el viejo como para el nuevo mundo.

LA RODILLA IZQUIERDA, LAS MANOS, EL PELO, EL ROSTRO Y EL VESTIDO

La rodilla izquierda, aparece flexionada, está danzando. Acción de culto característico de los pueblos indígenas. Su alma se regocija en el Señor, mientras se balancea.
Las delicadas manos, están juntas en señal de recogimiento, en profunda oración. La derecha es más blanca y estilizada, la izquierda es morena y más llena, podrían simbolizar la unión de dos razas distintas.
El vestido adornado con una variedad de corazones, montes y flores representa la tierra. Asume la naturaleza y valora la Creación. La flor de cuatro pétalos o Nahui Ollin, representa la presencia de Dios, la plenitud, el centro del espacio y del tiempo.
Lleva el pelo suelto, lo que entre los indígenas es señal de virginidad. Es Virgen y Madre.
Su rostro es moreno, ovalado y en actitud de profunda oración. Su semblante es dulce, fresco, amable, refleja amor y ternura.

Papa Francisco a la Virgen de Guadalupe

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¿Por qué tienes miedo, acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre? Francisco en la fiesta de la Virgen de Guadalupe


2014-12-13 Radio Vaticana

(RV).- Los pueblos y naciones de la Patria Grande latinoamericana conmemoraron en la Basílica de San Pedro con Francisco la festividad de su “patrona”, Nuestra Señora de Guadalupe. En la solemne concelebración eucarística de esta tarde presidida por el Obispo de Roma -en la que se escucharon las notas de la “Misa Criolla” del compositor argentino Ariel Ramírez-  el Papa invitó a confiar a María la vida de los pueblos americanos y la misión continental de la Iglesia. “La Santa Madre de Dios no sólo visitó a estos pueblos sino que quiso quedarse con ellos… Por eso, nosotros, hoy aquí, podemos continuar alabando a Dios por las maravillas que ha obrado en la vida de los pueblos latinoamericanos”, observó el Pontífice recordando que “Dios ocultó estas cosas a sabios y entendidos, dándolas a conocer a los pequeños, a los humildes, a los sencillos de corazón”. “A su luz, nos sentimos movidos a pedir que el futuro de América Latina sea forjado por los pobres y los que sufren, por los humildes, por los que tienen hambre y sed de justicia, por los compasivos, por los de corazón limpio, por los que trabajan por la paz, por los perseguidos a causa del nombre de Cristo, ‘porque de ellos es el Reino de los cielos’”.
“América Latina es el continente de la esperanza”, repitió Francisco, también “porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación, desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo con alegría esperanzadora”. “Sólo es posible custodiar esa esperanza con grandes dosis de verdad y amor, fundamentos de toda la realidad, motores revolucionarios de auténtica vida nueva”.
“Suplicamos a la Santísima Virgen María, en su advocación guadalupana –a la Madre de Dios, a la Reina, a la Señora mía, a mi jovencita, a mi pequeña, como la llamó San Juan Diego, y con todos los apelativos cariñosos con los que se dirigen a Ella en la piedad popular–, que continúe acompañando, auxiliando y protegiendo a nuestros pueblos”.   
Palabras del Santo Padre:
«Que te alaben, Señor, todos los pueblos.
Ten piedad de nosotros y bendícenos;
Vuelve, Señor, tus ojos a nosotros.
Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.
Las naciones con júbilo te canten,
Porque juzgas al mundo con justicia (…)» (Sal 66).
La plegaria del salmista, de súplica de perdón y bendición de pueblos y naciones y, a la vez, de jubilosa alabanza, ayuda a expresar el sentido espiritual de esta celebración Eucarística. Son los pueblos y naciones de nuestra Patria Grande latinoamericana, Patria Grande latinoamericana, los que hoy conmemoran con gratitud y alegría la festividad de su “patrona”, Nuestra Señora de Guadalupe, cuya devoción se extiende desde Alaska a la Patagonia. Y con Gabriel Arcángel y santa Isabel hasta nosotros, se eleva nuestra oración filial: «Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo...» (Lc 1,28).
En esta festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, hacemos, en primer lugar, memoria agradecida de su visitación y compañía materna; cantaremos con Ella su “magnificat”; y le confiamos la vida de nuestros pueblos y la misión continental de la Iglesia.
Cuando se apareció a San Juan Diego en el Tepeyac, se presentó como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios” (Nican Mopohua); y dio lugar a una nueva visitación. Corrió premurosa a abrazar también a los nuevos pueblos americanos, en dramática gestación. Fue como una «gran señal aparecida en el cielo … una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies» (Ap 12,1), que asume en sí la simbología cultural y religiosa de los pueblos originarios, anuncia y dona a su Hijo a los nuevos pueblos de mestizaje desgarrado. Tantos saltaron de gozo y esperanza ante su visita y ante el don de su Hijo y la más perfecta discípula del Señor se convirtió en la «gran misionera que trajo el Evangelio a nuestra América» (Aparecida, 269). El Hijo de María Santísima, Inmaculada encinta, se revela así desde los orígenes de la historia de los nuevos pueblos como “el verdaderísimo Dios por quien se vive”, buena nueva de la dignidad filial de todos sus habitantes. Ya nadie más es siervo sino todos somos hijos de un mismo Padre, hermanos entre nosotros, y siervos en el siervo.
La Santa Madre de Dios visitó a estos pueblos y quiso quedarse con ellos. Dejó estampada misteriosamente su sagrada imagen en la “tilma” de su mensajero para que la tuviéramos bien presente, convirtiéndose en símbolo de la alianza de María con estas gentes, a quienes confiere alma y ternura. Por su intercesión, la fe cristiana fue convirtiéndose en el más rico tesoro del alma de los pueblos americanos, cuya perla preciosa es Jesucristo: un patrimonio que se transmite y manifiesta hasta hoy en el bautismo de multitudes de personas, en la fe, esperanza y caridad de muchos, en la preciosidad de la piedad popular y también en ese ethos americano que se muestra en la conciencia de dignidad de la persona humana, en la pasión por la justicia, en la solidaridad con los más pobres y sufrientes, en la esperanza a veces contra toda esperanza.
De ahí que nosotros, hoy aquí, podemos continuar alabando a Dios por las maravillas que ha obrado en la vida de los pueblos latinoamericanos. Dios, según su estilo, “ha ocultado estas cosas a sabios y entendidos, dándolas a conocer a los pequeños, a los humildes, a los sencillos de corazón” (cf. Mt 11,21). En las maravillas que ha realizado el Señor en María, Ella reconoce el estilo y modo de actuar de su Hijo en la historia de la salvación. Trastocando los juicios mundanos, destruyendo los ídolos del poder, de la riqueza, del éxito a todo precio, denunciando la autosuficiencia, la soberbia y los mesianismos secularizados que alejan de Dios, el cántico mariano confiesa que Dios se complace en subvertir las ideologías y jerarquías mundanas. Enaltece a los humildes, viene en auxilio de los pobres y pequeños, colma de bienes, bendiciones y esperanzas a los que confían en su misericordia de generación en generación, mientras derriba de sus tronos a los ricos, potentes y dominadores. El “Magnificat”, así nos introduce en las “bienaventuranzas”, síntesis y ley primordial del mensaje evangélico. A su luz, nos sentimos movidos a pedir una gracia, la gracia tan cristiana de que el futuro de América Latina sea forjado por los pobres y los que sufren, por los humildes, por los que tienen hambre y sed de justicia, por los compasivos, por los de corazón limpio, por los que trabajan por la paz, por los perseguidos a causa del nombre de Cristo, “porque de ellos es el Reino de los cielos” (cf. Mt 5,1-11).
 Sea la gracia de ser forzados por ellos a los cuales hoy día el sistema idolátrico de la cultura del descarte, los relega a la categoría de esclavos, de objetos, de aprovechamiento, o simplemente de desperdicio.
 Y hacemos esta petición porque América Latina es el “continente de la esperanza”!, porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación, desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo con alegría esperanzadora. Sólo es posible custodiar esa esperanza con grandes dosis de verdad y amor, fundamentos de toda la realidad, motores revolucionarios de auténtica vida nueva.
Ponemos estas realidades y estos deseos en la mesa del altar, como ofrenda agradable a Dios. Suplicando su perdón y confiando en su misericordia, celebramos el sacrificio y victoria pascual de Nuestro Señor Jesucristo. El es el único Señor, el “libertador” de todas nuestras esclavitudes y miserias derivadas del pecado. Él es la piedra angular de la historia y fue el gran descartado. Él nos llama a vivir la verdadera vida, una vida más humana, una convivencia de hijos y hermanos, abiertas ya las puertas de la «nueva tierra y los nuevos cielos» (Ap 21,1). Suplicamos a la Santísima Virgen María, en su advocación guadalupana –a la Madre de Dios, a la Reina, a la Señora mía, a mi jovencita, a mi pequeña, como la llamó San Juan Diego, y con todos los apelativos cariñosos con que se dirigen a Ella en la piedad popular– le suplicamos, que continúe acompañando, auxiliando y protegiendo a nuestros pueblos. Y que conduzca de la mano a todos los hijos que peregrinan en estas tierras al encuentro de su Hijo, Jesucristo, Nuestro Señor, presente en la Iglesia, en su sacramentalidad, y especialmente en la Eucaristía, presente en el tesoro de su Palabra y enseñanzas, presente en el santo pueblo fiel de Dios, en los que sufren y en los humildes de corazón. Y si este programa tan audaz nos asusta o la pusilanimidad mundana nos amenaza, que ella nos vuelva a hablar al corazón y nos haga sentir su voz de Madre, de Madrecita, de Madraza. ¿Por qué tienes miedo, acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre? 

DOMINGO III DE ADVIENTO. DOMINGO GAUDETE. DOMINGO DE LA ALEGRIA

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DOMINGO III DE ADVIENTO, DOMINGO GAUDETE 

Este tercer domingo de adviento es conocido como el Domingo de la Alegría. Domingo Gaudete,
La lecturas nos hablan de ello y la alegría se hace patente porque ya está muy cercana la Navidad, ese gran acontecimiento que llevamos preparando durante todo el mes.
 Es una manera de preparar el corazón, limpiando todo lo que pueda ser obstáculo para que Dios nazca en él. La Iglesia nos ofrece para ello el sacramento del perdón, al que podemos acudir en cualquier momento, y que puede ser un buen compromiso personal.
 Intento ponerme en situación, pensando en aquellos tiempos, en la situación de “adviento permanente” en que vivía el pueblo de Israel, esperando un Mesías que les permitiera salir de la “crisis” en la que estaban viviendo. 
Pero que, sin embargo, empiezan la transformación por ellos mismos, dejan su antigua vida y gritan con fuerza: “Allanad el camino del Señor”; “en medio de vosotros hay uno que no conocéis”.
Eso es lo que hacían Juan el Bautista y su grupo. Eran tiempos de transformación (ellos decían “conversión”). Hoy en día creo que también estamos en un tiempo muy semejante. Necesitamos transformaciones en muchos ámbitos. Y seguimos necesitando una gran conversión interior. Porque las cosas que vemos mal, no van a cambiar por “arte de magia”, si no estamos allí para transformarlas, y si previamente no hemos cambiado lo que hay de negativo en cada uno de nosotros.
San Pablo habla, en la segunda lectura, a una comunidad cristiana (Tesalónica) que estaba experimentando dificultades porque la sociedad en la que vivían no comprendía ni aceptaba su estilo de vida. Quizás a nosotros hoy no nos comprendan, ni nos acepten, porque nuestro “estilo de vida” deja mucho que desear. Quizás este rechazo es una LLAMADA A LA CONVERSIÓN, a la transformación, a mirarnos como comunidad cristiana y ver qué podemos mejorar, qué podemos cambiar, para hacer más cercano y atractivo esa Buena Noticia que hoy (y siempre) nos llena de alegría. ¿Habla nuestra vida de que Dios está con nosotros? ¿Dicen nuestras obras que Jesús nació entre nosotros y vino para quedarse y hacernos la vida más feliz? ¿Nos hace nuestra fe vivir más alegres? Juan el Bautista no es una figura “romántica” de la que podemos repetir sus frases más conocidas. Juan el Bautista y su grupo de “indignados” fueron y siguen siendo y serán siempre una llamada a la transformación de las cosas que no están bien, que no pueden seguir así, en nuestro mundo, en nuestra Iglesia, en cada uno de nosotros.
 Y San Pablo nos insiste: “No apaguéis el espíritu… examinadlo todo, quedándoos con lo bueno”. Sed fieles a la oración, a la “Acción de Gracias” (la Eucaristía) y al Evangelio; y no os aisléis del mundo, aunque os rechace, sino implicaos más, sed levadura, sal, luz… sed TESTIGOS, como lo fue Juan, como lo fue Isaías, como lo fue María y como lo han sido muchos otros a lo largo de la historia. 
Los profetas nos animan a vivir un estilo de vida alternativo, descubriendo en los otros, sobre todo en los que sufren y en los pobres, el rostro de un Dios que se ha encarnado, que se ha hecho hombre, que nace en Belén en un pesebre pobre y humilde y que siempre estará con los que no se conforman con el estado de las cosas.

ANTÍFONAS DE LA O

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Las Antífonas de la O, compendio del Adviento

El rezo litúrgico de la tarde o “vísperas” incluye siempre el recitado o canto del Magnificat de María, su cántico de alabanza a Dios cuando va a visitar a su prima santa Isabel. Este cántico del Magníficat se introduce y concluye con una antífona que, los días anteriores a la Navidad, tiene categoría y características especiales. Son las llamadas “antífonas mayores” o “antífonas de la O”. “De la O” porque todas ellas empiezan con la exclamación “Oh”, que en latín se escribe sin hache. Esto mismo ha dado origen a la advocación de “Santa María de la O”, y al nombre “María de la O”.
Estas antífonas recorren la semana anterior a la Navidad. Son, por tanto, siete; desde el día 17 al 23 de diciembre. Se compusieron hacia los siglos VII-VIII, y t odas ellas cantan a Cristo esperado por todos los pueblos, así como las ansias con que la Iglesia anhela su venida.
“Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven»
Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento, pero entendido con la plenitud del Nuevo. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más” (José Aldazábal, Enséñame tus caminos. 1: Adviento y Navidad día tras día, Barcelona 1995, pp. 70-71).
El orden es el siguiente, según la exclamación inicial:
O Sapientia
O Adonai
O Radix
O Clavis
O Oriens
O Rex
O Emmanuel
Leyendo, a partir de la última antífona, las iniciales después de la exclamación “O”, se forma el acróstico “ERO CRAS”, esto es “seré mañana, vendré mañana”, que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.
Por toda esta riqueza espiritual, las antífonas mayores han sido siempre muy del gusto de los religiosos y monjes, que con frecuencia las han rodeado de un auténtico folklore. Así ha sido también entre los agustinos recoletos. Es lo que hace José Antonio Ciordia que, con verso sencillo y vibrante, desentraña su riqueza teológica, bíblica y litúrgica.
De cada una de ellas reproducimos:
1º) El texto original latino.
2º) La versión litúrgica española.
3º) La paráfrasis poética del agustino recoleto José Antonio Ciordia.

Día 17 de diciembre

O Sapientia, quae ex ore Altissimi prodiisti, attingens a fine usque ad finem fortiter, suaviterque disponens omnia: veni ad docendum nos viam prudentiae.
Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el camino de la salvación!
¡Oh Sabiduria!
Saliste de la boca del Excelso
y engendras a tu voz las cosas todas,
ordenas en belleza el universo
y tejes con amor la humana historia.
Levanta en mi interior jardín de flores
con el calor que irradia tu Palabra:
en orden pon el caos de pasiones
que arrastran mi existencia hacia la nada.
Concédeme, Señor, gustar tu ciencia
y hallar en mí sabrosa tu presencia.

Día 18 de diciembre

O Adonai, et dux domus Israël, qui Moyse in igne flammae rubi apparuisti, et ei in Sina legem dedisti: veni ad redimendum nos in brachio extento.
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu brazo!
¡Oh Adonai
La zarza del Horeb que, en luz y fuego,
al siervo Moisés de Dios hablara
se muestra imagen fiel de tu misterio:
de ser calor, espíritu y Palabra.
Voz eres celestial que a todos llama
y fuerza universal que todo eleva
y fuego abrasador que en viva llama
al mundo entero en torno a ti congrega.
Tu voz la nuestra sea, creadora,
y nuestra, la pasión que te devora.

Día 19 de diciembre

O Radix Jesse, qui stas in signum populorum super quem continebunt reges os suum, quem gentes deprecabuntur: veni ad liberandum nos, jam noli tardare
Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a librarnos, no tardes más!
Oh raíz de Jesé.
Volvió a reverdecer el trono antiguo;
de su raíz brotó la flor más bella:
gimieron consternados los Abismos
y el cielo despertó legión de estrellas.
Pastor de las naciones y los pueblos.
Enseña fulgurante, Vara enhiesta:
dirige poderoso hacia tu Reino
a cuantos ya se alegran con tu vuelta.
 Estrella tuya soy, lucirte quiero
y ser en ti, jugosa Vid, renuevo.

Día 20 de diciembre

O Clavis David et sceptrum domus Israël, qui aperis et nemo claudit, claudis et nemo aperit: veni, et educ vinctum de domo carceris, sedentem in tenebris et umbra mortis.
Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ¡ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte!
¡Oh llave de David!
Sagrado Cetro,
en donde Dios ejerce sus poderes:
recibes en herencia los misterios
y entregas sus riquezas al que quieres.
Si cierras Tú, cerrados permanecen,
y quedan manifiestos si los abres:
al hombre sin orgullo entrada ofreces
y ocultas su valor al arrogante.
Desata al pecador de su pecado
y da tu libertad al que es esclavo.

Día 21 de diciembre

O Oriens,splendor lucis aeternae et sol justitiae: veni et illumina sedentes in tenebris,et umbra mortis.
Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la Luz Eterna, Sol de justicia, ¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte!
Oh sol naciente.
Tú, Luz de Luz y Sol de eterno brillo,
fulgor ardiente que ciegas las Tinieblas:
mantén tu curso fiel en el designio
de convertir en luz la obscura tierra.
Pues somos noche y hálito de barro,
cuán densas son las sombras en el alma
y cuántas las caídas en los pasos
si Tú no vienes pronto ¡y nos salvas!
¡Alumbre el resplandor de tu mirada
las niñas de mis ojos fatigadas!

Día 22 de diciembre

O Rex Gentium et desideratus earum lapisque angularis, qui facis utraque unum: veni, et salva hominem quem de limo formasti.
Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra!
¡Oh Rey de reyes!
Oh Rey de reyes, Fin de las edades;
Sillar fundamental del reino nuevo,
que rompes con tu cetro las ruindades
que hicieron enemigos a los pueblos.
Encanto de profetas y de sabios,
Anhelo de las islas más distantes,
que animas con el Soplo de tus labios
al hombre que del barro modelaste:
Renueva en tu poder al hombre viejo
y trae a tu redil a los dispersos

Día 23 de diciembre

O Emmanuel, Rex et legifer noster, expectatio gentium et Salvator earum: veni ad salvandum nos, Domine, Deus noster.
Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro!
¡Oh Enmanuel!
Y dijo nuestro Dios: “Iré con ellos:
pondré sobre mis hombros su destino,
seré su Hermano, Padre y compañero
y haré su corazón igual al mío!”
Seremos ‑como esposos‑ una carne;
en ellos grabaré mi Testamento;
mis venas llevarán la misma sangre:
tendremos en común el aposento.
Yo con vosotros; id, contadlo presto
¡que soy el Enmanuel, hermano vuestro!
El cielo dio su Rocío;
la tierra rompió su entraña,
la Virgen espera un Niño:
¡nacer lo veréis mañana!.
“Ven, señor, Jesús”




NOCHEBUENA FAMILIAR ESPERANDO A JESÚS

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Mu acaban de enviar un mensaje, que no se si cierto o no, es la primera vez que lo leo. Lo investigaré.
Se refiere a  una aparición de la Virgen, en el monte de la  Fuensanta (Murcia), en el que daba un mensaje:

"Deseo que se festeje la Nochebuena en todos los hogares y se lea el Evangelio de mi Divino Hijo Jesús, cuando las familias estén reunidas.En la mesa se enciendan tres velones, símbolo de la Sagrafa Familia. Se lea el  Capítulo 2 de san Lucas, se de a besar el Niño Jesús y se canten villancicos, que alegran el alma"


Preparar esta celebración de la Nochebuena es verdaderamente emotivo y participar cada miembro de la familia de una u otra forma, preparando algunas lecturas a los niños, para dar gracias a Dios, destacando el papel de la Madre, con su alabanza expresa al Señor y a la Virgen , cuidadora de todos y de todo y la lectura del Evangelio por el Padre, con el saludo a San José, harán de esa cena un especial encuentro espiritual de la familia, donde los abuelos si los hubiere presentes, acompañarán en todo a todos, finalizando la con acción de gracias a la Sagrada Familia.
Una cena preparatoria para la Alegría de la Misa del Gallo.


Todos los que podáis, empezad con vuestros hijos pequeños  a preparar esta especial cena ante el Belén.
Los padre tenemos la agradable obligación de ser transmisores de la Fe que recibimos.

Personalmente recuerdo algunos años que realizábamos una preparación similar, en la comida del día 24, pues la Nochebuena íbamos a casa de los abuelos.
No salía como yo quería, pues somos distintos, pero creo que a mis hijos algo les quedará en la memoria esa celebración especial, íntima y familiar del almuerzo el día de Nochebuena, con los preparativos, menú especial , lecturas etc.
Mi intención era que tuvieran la vivencia familiar y religiosa del Nacimiento del Hijo de Dios, un recuerdo para toda la vida. Un regalo que los padres y los hijos nos hacemos.
Espero que cuando yo ya no esté, este recuerdo sea feliz para ellos.




BENDICIÓN DE LA CENA DE NAVIDAD

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BENDICIÓN DE LA CENA DE NAVIDAD

CENA

Señor, en una noche como ésta, hace ya tiempo, quisiste venir como un niño, con nombre y apellidos, en medio de los niños más pobres de la tierra.

Cuando creciste, hablaste de cosas muy buenas, y dijiste que ya nadie es pobre, porque es hijo de Dios. Nosotros nos hemos reunido para cenar aquí hoy. Llevamos mezclada con nuestra alegría, los disgustos y las penas de todo el año.

Por ello queremos que bendigas nuestra mesa para que nos llenes de tu amor y de tu paz. Te pedimos hoy, que queremos que el mundo sea como una gran familia: sin guerras, sin miseria, sin drogas, sin hambre y con más justicia.

¡Jesús recién nacido!, que hoy en esta casa , acojamos tu palabra de perdón y de amor.

Consérvanos unidos.

Danos pan y trabajo durante todo el año.

Danos fuerza y ternura para ser hombres de buena voluntad.

Señor, sé bienvenido a esta casa, hoy y siempre.



Una oración que también se puede rezar en Nochebuena es la siguiente:


Hoy, Nochebuena, tenemos, de manera especial y como centro de nuestra familia a Jesucristo, nuestro Señor”.

 

Vamos a encender un cirio en medio de la mesa para que ese cirio nos haga pensar en Jesús y vamos a darle gracias a Dios por habernos enviado a su Hijo Jesucristo.

 

Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.

 

Señor, te damos gracias.

 

Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos.

 

Señor, te damos gracias.

 

Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios.

 

Señor, te damos gracias.

 

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar a los demás,

 

Señor, te damos gracias.

 

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir,

 

Señor, te damos gracias.

 

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo hacemos a Ti.

 

Señor, te damos gracias.

 

Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús.

 

María, te damos gracias.

 

Gracias San José, por cuidar de Jesús y María.

 

San José, te damos gracias.

 

Gracias Padre por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al darnos a tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que dados por tu bondad vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon.

 

Niño Dios, tú que llegaste al mundo para salvar, te pido años de paz.

Niño Dios, tú que naciste en un pesebre, te pido que no haya más miserias en el mundo.

Niño Dios, tú que naciste de una madre Virgen, te pido pureza en este mundo.

Niño Dios, tú que eres Salvador, sálvanos de los desastres que nos provoca la naturaleza.

Niño Dios, tú que nos diste la vida para vivirla, que la vivamos de acuerdo a tu gloriosa vida.

 

¡Amén!.

MADRE DE LA ESPERA

LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS (Mt 25, 14-30)

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Una aproximación a la parábola de los talentos

por Abel Della Costa
14 de mayo de 2009
Parábola riquísima, y enriquecida aun más por 2000 años de meditación, en este escrito apenas si nos aproximamos a algunos aspectos del relato: las diferencias entre las dos versiones (Mt y Lc) y algunos puntos a destacar de la versión de Mateo.
La parábola de los talentos se encuentra en dos lugares distintos de los evangelios, en Mateo 25 y en Lucas 19; la versión de Mateo es la que habla de "talentos" (tálanton), y es la versión más conocida (la que nos viene espontáneamente a la mente cuando la recordamos); la versión de Lucas, siendo fundamentalmente la misma parábola, habla en realidad no de "talentos" sino de "minas" (mná). La diferencia es importante, ya que el talento era una moneda de mucho valor -equivalente a 6000 dracmas-, mientras que la mina era una moneda de escaso peso, equivalente apenas a unas 100 dracmas; puesto en dinero de hoy (una conversión del todo relativa y al solo efecto de que nos podamos imaginar el impacto auditivo de la parábola con una y otra moneda):
-Cada talento equivalía a unos 20 kilos de plata, por lo que a precios de hoy rondaría los 8000 euros.
-Cada mina equivalía a unos 350 gramos de plata, por lo que, en la misma cotización actual, no pasaba de los 150 euros.
Cuando, entonces, en la versión de Lucas se habla de "ser fiel en lo mínimo", realmente se está hablando de un valor imaginario escaso, y es uno de los ejes de significado de la parábola: el término de comparación de ese valor imaginario escaso son unas ciudades que los servidores recibirán a cambio:
-el que gestionó bien la mina y produjo 10, recibe 10 ciudades, más la del mal negociador;
-el que gestionó bien la mina y produjo 5, recibe 5 ciudades;
-al mal negociador se le retira incluso ese escasísimo bien.
En cambio, en Mateo también se habla de "ser fiel en lo poco", pero eso poco no es escaso y mínimo, y no tiene el mismo sentido que en Lucas. Veamos las relaciones:
-uno recibió cinco talentos, y entregó otros cinco; recibe a cambio "el gozo de su Señor".
-el siguiente recibió dos, y entregó otros dos, cuatro en total; recibe a cambio "el gozo de su Señor"
-el mal negociador recibió uno y no lo hizo multiplicar, así que su talento se le entrega al primero, y a él se lo echa a las tinieblas.
Como vemos hay otras diferencias, no sólo el valor en juego:
-En Lucas los tres reciben inicialmente lo mismo, y una distinta capacidad negociadora los hace producir más o menos; en Mateo, las diferencias existen ya en el reparto.
-En Lucas el premio es proporcional al esfuerzo realizado: si se produjeron 10 minas, se reciben 10 ciudades, si 5, 5; en Mateo es "a todo o nada": lo que se recibe es, o el gozo del Señor o las tinieblas.
Sobre todo en esto último queda claro que, en torno a la misma parábola, se está hablando de dos cosas distintas; esas dos cosas las podríamos sintetizar así:
-La parábola contada por Lucas le habla a gente preocupada por el valor y sentido de los pequeños hechos de la vida diaria. La insistencia de todo el evangelio de San Lucas en la pobreza como signo del Reino no sólo tiene como referente que el público primario del Evangelio era de condición más bien humilde, sino que trata de llegar desde esa constatación de la pobreza al significado de una vida pobre en los valores profundos de la vida cristiana: pertrechar al creyente para que se acostumbrara a mirar la pobreza no como una carencia sino como un signo de elección, y por tanto ayudar a que sea la pobreza misma el motor de la acción cristiana de levadura en el mundo, por eso el "premio" a "negociar con poco" es algo que ocurre ya en este mundo: 10 minas, 10 ciudades para regir, etc..
-Mateo, sin desdeñar esto, que seguramente formaba parte esencial de la parábola tal como habrá salido de labios de Jesús (la expresión "ser fiel en lo poco" carece de contexto en la versión de Mateo), aprovecha la fuerza contenida en ella para llevar a los creyentes a meditar no en éste o aquel hecho de la vida cotidiana, sino en una valoración general de la vida. La versión de Mateo pone a los creyentes, no frente a circunstancias cambiantes de la vida, sino frente a lo que cada uno puede decir: "esto soy yo, esto he recibido yo de Dios, estos son mis 'talentos'". No es casual que en castellano la palabra "talento" haya pasado a querer decir "habilidad" o "capacidad natural": la etimología de este concepto en nuestro idioma hay que buscarla precisamente en la parábola de Mateo. Aunque luego veremos que ese "yo" del que habla la parábola no es -en primer lugar- el yo de cada creyente, sino el yo de la Iglesia.
Correspondientemente, así como la parábola no habla primordialmente de circunstancias de la vida, sino que da una mirada totalizante que cada uno puede hacer sobre su propia vida, el resultado no es algo "proporcionable", como en Lucas (cinco ciudades, diez ciudades, etc) sino lo único por lo que en definitiva vale la pena este todo o nada que es nuestra vida: el gozo del Señor o la tiniebla.
¿Cuál de estas parábolas contó Jesús? probablemente las dos versiones, y más también: Jesús era un predicador itinerante, así que -sobre la base de un repertorio de moldes narrrativos que pueden rastrearse perfectamente en los evangelios- adaptaría -como todo buen predicador- la "versión" del recitado a lo que en cada circunstancia percibiera como las necesidades del público concreto que tenía delante. De esa capacidad de Jesús de resonar con las expectativas, el lenguaje, las necesidaes concretas de su ocasional público, aprendieron los discípulos, y transmitieron a la primera Iglesia, de tal modo que cuando llegó la hora de dejar por escrito el Evangelio, la tarea no se hizo mecánicamente, como si se tratase meramente de fijar unos recuerdos evocados con objetiva neutralidad, sino que cada uno de los narradores re-sonó con éste o aquel aspecto de la prédica -inapresable en uno, dos, cuatro o mil libros- de Jesús.
Por eso, no sólo esta cuestión de los valores dice algo del sentido de la parábola, sino que también es relevante el contexto en el que cada uno de los dos evangelios la ha contado. El encadenamiento de esta parábola con las narraciones que la rodean forma un fragmento de predicación concreta, responde a un conjunto de expectativas que pudo haber tenido la comunidad de destinatarios originales... y que podemos tener nosotros. Como ejemplo de lectura me concentraré en el contexto de San Mateo (aunque puede hacerse el mismo trabajo con la versión de San Lucas):
Ocupa un fragmento del capítulo 25, los versículos 14 al 30, viene precedida de la "parábola de las vírgenes necias y las prudentes" (vv 1-13), y seguida del fragmento sobre el juicio final donde son reconocidos los que obraron el bien, aunque no hayan conocido al Señor (vv 31 al 46).
No parece que la "costura" entre un relato y otro sea muy sólida, al menos al modo como nosotros estructuramos los textos en la actualidad; sin embargo, quien haya leído un poco, no demasiado, apenas un poco de pensamiento rabínico (por ejemplo, fragmentos del Talmud) reconocerá enseguida esta manera de engarzar un texto al lado de otro basándose en similitudes circunstanciales, de una manera que podríamos llamar "pensamiento por contigüidad", muy apegado a lo que es el estilo oral. Uno casi puede imaginar cuál es el proceso mental que de un texto evoca otro:
"El reino de los cielos es semejante a diez vírgenes [...] velad porque no sabéis ni el día ni la hora. (Y hablando del momento final) también se parece a un hombre [...]  Allí será el llanto y el rechinar de dientes. (Y ya que mencionamos el juicio) Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria [...]"
Este modo de ligar relatos permite, al menos en teoría, contarlos en infinidad de contextos, y en combinaciones de lo más variadas: basta que haya alguna palabra, tema, pregunta, preocupación, que sirva para estructurarlos en el momento.
Ahora bien, siendo la unión débil y circunstancial, es sin embargo altamente significativa; es decir: precisamente porque no hay ninguna razón literaria para poner juntos a la parábola de los talentos, a la de las vírgenes y al fragmento del juicio, el hecho de que ser relacionen entre sí contiene una intencionalidad que puede ser relacionada con las razones de la predicación, alma del sentido en los evangelios.
Sin necesidad de desarrollarlo aquí, recordemos las líneas fundamentales de la estructura de San Mateo, para entender el lugar que ocupa esta parábola:
El evangelio está repartido en siete bloques:
1 prólogo (Evangelio de infancia) - Caps 1-3
1 epílogo (Evangelio de Pasión) - Caps 26-28
5 "discursos" en torno al "Reino" que evocan la idea de un nuevo "Pentateuco": caps 4-7; 8-10; 11-13; 14-18; 19-25: el Evangelio como nueva ley del nuevo pueblo de Dios. Cada uno de esos "discursos" se compone de "hechos" -acciones de Jesús o de los discípulos- y de "palabras" que desarrollan el sentido profundo de esos hechos, generalmente incluso puede diferenciarse muy bien entre el bloque de hechos y el de palabras, aunque no en este 5º discurso que nos ocupa, donde están más entrelazados.
El capítulo 25 forma parte de las "palabras" del último discurso. Todo el discurso tiene como tema general la "consumación del Reino": a través de algunos hechos (invectivas contra los fariseos, entrada mesiánica -Ramos-, expulsión de los vendedores, etc...) y de algunas enseñanzas (indisolubilidad escatológica del matrimonio, parábola de los obreros de la última hora, parábola del banquete de bodas, y otros -entre ellos el cap 25-) Jesús termina de romper con la "lógica" de Israel: la lógica de la Ley, la lógica de la pureza, la lógica del mérito, la lógica de la proporción entre nuestro obrar y el de Dios, la lógica -en definitiva- de la religión concebida humanamente. No se trata de que esa concepción esté errada (por eso Jesús, en Mateo, insiste en que no viene a abolir sino a cumplir), sino que esa concepción humana de la religión, por querer "respetar" los "derechos de Dios", por querer poner de manifiesto lo más sagrado de Dios, termina ahogando el misterio de Dios, el misterio de gracia y de misericordia.
Cuidado, entonces, porque la lectura personalista que solemos hacer de esta parábola de los talentos, comparando nuestra vida personal a la del hombre al que se han dado n talentos, y debe negociar con ellos para hacerlos producir, no es la intención primera, la intención predicante; esa intención primera habla ante todo de los dones dejados a la Iglesia en el tiempo que durará la ausencia escatológica del Señor resucitado.
A diferencia de lo que hizo Israel con los dones que Dios le dejó, la Iglesia debe hacerlos rendir, no guardárselos, no "custodiarlos para que no se pierdan" (que es la actitud sacral-farisea por excelencia), sino invertirlos, ponerlos a negociar.
Si nos preguntamos, por ejemplo, si Jesús prefiere la iglesia-cambalache de los '70 o la iglesia-inmaculada de la reacción lefevbrista, aquí tenemos una posible respuesta: quizás puestos a negociar, los años '70 lo perdieron todo... pero lo intentaron, a diferencia de los otros, que no arriesgaron nada: escondieron el talento, diríamos con la parábola.
El término de comparación de la parábola es la actitud de Israel, el quietismo de la inamovible tradición, que termina resultando una traición a la fuerza arrolladora que Jesús quiere para el reino.
Por supuesto esta parábola se equilibra con la de las vírgenes, que establece cierto criterio de lo que puede ser llamado "necio" y lo que debe ser considerado "prudente": prudente es estar preparados para la venida del Novio, necio, por el contrario, perder de vista para qué se estaba en espera; así que ya tenemos otro aspecto de lo que puede considerarse una correcta negociación de los talentos: aquello que mantiene -e incluso aumenta- la tensión hacia la consumación del reinado de Jesús, eso es lo que podemos poner del lado de hacer crecer los talentos.
También esta parábola se equilibra con el fragmento del Juicio: cuál es el criterio de una Iglesia que haya realmente logrado consonar con la religión que quiere Jesús; y es muy claro: una Iglesia del servicio.
No se trata, entonces, de hablar de "hacer crecer los talentos" como si se tratara de una mera frase para adornar estampitas piadosas, sino de que esa acción tiene contenidos muy definidos:
-Tensión hacia la espera de Jesús.
-Servicio concreto a los hombres.
-Rechazo del inmovilismo pseudo-sagrado.

Este trabajo con los talentos es, primero que nada, una acción de la Iglesia: la parábola se dirige a la vida real de la Iglesia en el tiempo de la espera. Sólo en segundo término podemos aplicárnoslo cada uno a nuestra vida personal, y confrontar si nuestras acciones responden a una "negociación con los talentos" o más bien nos quedamos estancados y como inmóviles para evitar "meter la pata". Pero siempre teniendo en cuenta que el tema del que habla es el reino y el crecimiento del reino, se trate de las acciones de la Iglesia (primer sentido) o de nuestras acciones personales (segundo sentido).
Lo que nunca deberíamos hacer (¡ay! ¿no es tal vez la lectura que más hacemos?) es leer esta parábola como si volviera a introducir la lógica de la Ley, como si se nos hablara del mérito que nosotros tenemos que imprimir a nuestra vida para hacernos acreedores de la salvación. La parábola no habla de lo maravillosamente perfectos y triunfantes que tenemos que ser en todos los aspectos de nuestra vida, no habla de eficacia y rendimiento, sino del modo como la Iglesia y sus miembros se mueven en relación al Reino y a la espera del reinado concreto y efectivo de Jesús, donde vendrá a restañar las heridas, sanar nuestra humanamente incurable incapacidad, y repartir gracia a manos llenas, entrando a cada uno al "gozo de su Señor".
RECEMOS.



MI CRUZ DE SCHOENSTATT

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Cruz de Shoenstatt

La Cruz  que llevamos junto al corazón , nos significa nuestra pertenencia a los LMCs

Hoy  hace 6 años que me fue impuesta esta Cruz, y entregado el Santo Rosario, como inicio del período de 2 años de formación como Laico Misionero de la Caridad. Con anterioridad, habíamos recibido los Estatutos y el Libro de Oraciones de los LMCs.
 El acto se celebró en la Iglesia de San Lázaro, durante la Santa Misa de  las 10.00 h. del Sábado 20.12.2008, después de la Homilía predicada por el que fue nuestro Director Espiritual, D. Antonio Eloy, que actualmente participa de las labores de Formación en el Seminario Diocesano de Málaga.

La recibimos igualmente, Juana, Pepe, Mª José y Herminia.
Antonio Arcos, Enlace de Málaga de los LMCs, fue el responsable de completar esta Ceremonia  de imposición de la Cruz, actualmente en Madrid, colaborando directamente con las Misioneras de la Caridad en la Casa de Acogida  de la Ermita del Santo.
Solo dar gracias al Señor por haberme permitido pertenecer a la Familia Misionera de la Caridad, fundada por la Beata Teresa de Calcuta, en sus distinta ramas, para servir a Jesús en los más Pobres de entre los Pobres.
Rogar su ayuda, en mi caso,como LMC, para servir más y mejor en  el cumplimiento de los Estatutos  de los LMCs (Laicos Misioneros de la Caridad), comenzando por la Santificación de  mi familia y continuando con los más Necesitados, en los que vemos a Jesús, Pobre, Solo, Abandonado, Enfermo, Despreciado y todo esto con la Alegría que nos es devuelta sin merecerlo.

Beata Teresa de Calcuta
 Ruega por nosotros
Tumba de Madre Teresa en la Casa Madre en Calcuta



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