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DOMINGO IV DE ADVIENTO

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Corona de Adviento  IV Domingo


Ya muy cercano, Emmanuel,
hoy te presiente Israel,
que en triste exilio vive ahora
y redención de ti implora.

Ven ya, del cielo resplandor,
Sabiduría del Señor,
pues con tu luz, que el mundo ansía,
nos llegará nueva alegría.

Llegando estás, Dios y Señor,
del Sinaí legislador,
que la ley santa promulgaste
y tu poder allí mostraste.

Ven, Vara santa de Jesé,
contigo el pueblo a lo que fue
volver espera, pues aún gime
bajo el cruel yugo que lo oprime.

Ven, Llave de David, que al fin
el cielo abriste al hombre ruin
que hoy puede andar libre su vía,
con la esperanza del gran día.

Aurora tú eres que, al nacer,
nos trae nuevo amanecer,
y, con tu luz, viva esperanza
el corazón del hombre alcanza.

Rey de la gloria, tu poder
al enemigo ha de vencer,
y, al ayudar nuestra flaqueza,
se manifiesta tu grandeza. Amén.
¡Cielos, lloved vuestra justicia!
¡Ábrete, tierra!



¡Haz germinar al Salvador!

Oh Señor, Pastor de la casa de Israel,
que conduces a tu pueblo,
ven a rescatarnos por el poder de tu brazo.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Oh Sabiduría, salida de la boca del Padre,
anunciada por profetas,
ven a enseñarnos el camino de la salvación.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Hijo de David, estandarte de los pueblos y los reyes,
a quien clama el mundo entero,
ven a libertarnos, Señor, no tardes ya.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Llave de David y Cetro de la casa de Israel,
tú que reinas sobre el mundo,
ven a libertar a los que en tinieblas te esperan.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Oh Sol naciente, esplendor de la luz eterna
y sol de justicia,
ven a iluminar a los que yacen en sombras de muerte.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia,
tú que unes a los pueblos,
ven a libertar a los hombres que has creado.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Oh Emmanuel, nuestro rey, salvador de las naciones,
esperanza de los pueblos,
ven a libertarnos, Señor, no tardes ya.
Ven pronto, Señor. ¡Ven, Salvador!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.


LA VISITACIÓN DE SANTA MARÍA VIRGEN

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La visitación de santa María Virgen
San Ambrosio
Exposición sobre evangelio de San Lucas 2,19.22-23.26-27
El ángel que anunciaba los misterios, para llevar a la fe mediante algún ejemplo, anunció a la Virgen María la maternidad de una mujer estéril y ya entrada en años, manifestando así que Dios puede hacer todo cuanto le place.
Desde que lo supo, María, no por falta de fe en la profecía, no por incertidumbre respecto al anuncio, no por duda acerca del ejemplo indicado por el ángel, sino con el regocijo de su deseo, como quien cumple un piadoso deber, presurosa por el gozo, se dirigió a las montañas.
Llena de Dios de ahora en adelante, ¿cómo no iba a elevarse apresuradamente hacia las alturas? La lentitud en el esfuerzo es extraña a la gracia del Espíritu. Bien pronto se manifiestan los beneficios de la llegada de María y de la presencia del Señor; pues en el momento mismo en que Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre, y ella se llenó del Espíritu Santo.
Considera la precisión y exactitud de cada una de las palabras: Isabel fue la primera en oír la voz, pero Juan fue el primero en experimentar la gracia, porque Isabel escuchó según las facultades de la naturaleza, pero Juan, en cambio, se alegró a causa del misterio. Isabel sintió la proximidad de María, Juan la del Señor; la mujer oyó la salutación de la mujer, el hijo sintió la presencia del Hijo; ellas proclaman la gracia, ellos, viviéndola interiormente, logran que sus madres se aprovechen de este don hasta tal punto que, con un doble milagro, ambas empiezan a profetizar por inspiración de sus propios hijos.

El niño saltó de gozo y la madre fue llena del Espíritu Santo, pero no fue enriquecida la madre antes que el hijo, sino que, después que fue repleto el hijo, quedó también colmada la madre. Juan salta de gozo y María se alegra en su espíritu. En el momento que Juan salta de gozo, Isabel se llena del Espíritu, pero, si observas bien, de María no se dice que fuera llena del Espíritu, sino que se afirma únicamente que se alegró en su espíritu (pues en ella actuaba ya el Espíritu de una manera incomprensible); en efecto: Isabel fue llena del Espíritu después de concebir; María, en cambio, lo fue ya antes de concebir porque de ella se dice: ¡Dichosa tú que has creído!
Pero dichosos también vosotros, porque habéis oído y creído; pues toda alma creyente concibe y engendra la Palabra de Dios y reconoce sus obras.
Que en todos resida el alma de María para glorificar al Señor; que en todos esté el espíritu de María para alegrarse en Dios. Porque si corporalmente no hay más que una madre de Cristo, en cambio, por la fe, Cristo es el fruto de todos; pues toda alma recibe la Palabra de Dios, a condición de que, sin mancha y preservada de los vicios, guarde la castidad con una pureza intachable.
Toda alma, pues, que llega a tal estado proclama la grandeza del Señor, igual que el alma de María la ha proclamado, y su espíritu se ha alegrado en Dios Salvador.
El Señor, en efecto, es engrandecido, según puede leerse en otro lugar: Proclamad conmigo la grandeza del Señor. No porque con la palabra humana pueda añadirse algo a Dios, sino porque él queda engrandecido en nosotros. Pues Cristo es la imagen de Dios y, por esto, el alma que obra justa y religiosamente engrandece esa imagen de Dios, a cuya semejanza ha sido creada, y, al engrandecerla, también la misma alma queda engrandecida por una mayor participación de la grandeza divina.
R/. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Y María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor.»
V/. Venid a escuchar, os contaré lo que Dios ha hecho conmigo.
R/. «Proclama mi alma la grandeza del Señor.»


REZAR - My Feelings

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RECEMOS

PARA CAMBIAR EL MUNDO QUE TANTO NOS DUELE Y NOS SORPRENDE,
PARA ESTAS MÁS CERCA DE DIOS Y DE LOS DEMÁS:

RECEMOS




Recemos

FELIZ Y SANTA NAVIDAD 2014

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En el principio, antes de los siglos, la Palabra era Dios, y hoy esta Palabra ha nacido como Salvador del mundo.
Hoy ha nacido Jesucristo; hoy ha aparecido el Salvador; hoy en la tierra cantan los ángeles, se alegran los arcángeles; hoy saltan de gozo los justos, diciendo: «Gloria a Dios en el Cielo.» Aleluya
Nacimiento de Jesús
Reconoce, cristiano, tu dignidad
San León Magno
Sermón en la Natividad del Señor 1,1-3
Hoy, queridos hermanos, ha nacido nuestro Salvador; alegrémonos. No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.
Nadie tiene por qué sentirse alejado de la participación de semejante gozo, a todos es común la razón para el júbilo: porque nuestro Señor, destructor del pecado y de la muerte, como no ha encontrado a nadie libre de culpa, ha venido para liberarnos a todos. Alégrese el santo, puesto que se acerca a la victoria; regocíjese el pecador, puesto que se le invita al perdón; anímese el gentil, ya que se le llama a la vida.
Pues el Hijo de Dios, al cumplirse la plenitud de los tiempos, establecidos por los inescrutables y supremos designios divinos, asumió la naturaleza del género humano para reconciliarla con su Creador, de modo que el demonio, autor de la muerte, se viera vencido por la misma naturaleza gracias a la cual había vencido.
Nacimiento de Jesús. Retablo del Santuario de Torreciudad
Por eso, cuando nace el Señor, los ángeles cantan jubilosos: Gloria a Dios en el cielo, y anuncian: y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Pues están viendo cómo la Jerusalén celestial se construye con gentes de todo el mundo; ¿cómo, pues, no habrá de alegrarse la humildad de los hombres con tan sublime acción de la piedad divina, cuando tanto se entusiasma la sublimidad de los ángeles?
Demos, por tanto, queridos hermanos, gracias a Dios Padre por medio de su Hijo, en el Espíritu Santo, puesto que se apiadó de nosotros a causa de la inmensa misericordia con que nos amó; estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo, para que gracias a él fuésemos una nueva creatura, una nueva creación.
Despojémonos, por tanto, del hombre viejo con todas sus obras y, ya que hemos recibido la participación de la generación de Cristo, renunciemos a las obras de la carne.
Reconoce, cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho partícipe de la naturaleza divina, no pienses en volver con un comportamiento indigno a las antiguas vilezas. Piensa de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado a la luz y al reino de Dios.
Gracias al sacramento del bautismo te has convertido en templo del Espíritu Santo; no se te ocurra ahuyentar con tus malas acciones a tan noble huésped, ni volver a someterte a la servidumbre del demonio: porque tu precio es la sangre de Cristo.

SAN ESTEBAN SEGUIDOR DE JESÚS

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Oremos:

Concédenos, Señor, la gracia de imitar a tu mártir san Esteban y de amar a nuestros enemigos, ya que celebramos la muerte de quien supo orar por sus perseguidores. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

Martirio de San Esteban

Las armas de la caridad
San Fulgencio de Ruspe, obispo
Sermón 3,1-3.5-6 (CCL 91A, 905-909)
Ayer celebramos el nacimiento temporal de nuestro Rey eterno; hoy celebramos el triunfal martirio de su soldado.
Ayer nuestro Rey, revestido con el manto de nuestra carne y saliendo del recinto del seno virginal, se dignó visitar el mundo; hoy el soldado, saliendo del tabernáculo de su cuerpo, triunfador, ha emigrado al cielo.
Nuestro Rey, siendo la excelsitud misma, se humilló por nosotros; su venida no ha sido en vano, pues ha aportado grandes dones a sus soldados, a los que no sólo ha enriquecido abundantemente, sino que también los ha fortalecido para luchar invenciblemente. Ha traído el don de la caridad, por la que los hombres se hacen partícipes de la naturaleza divina
Ha repartido el don que nos ha traído, pero no por esto él se ha empobrecido, sino que, de una forma admirable, ha enriquecido la pobreza de sus fieles, mientras él conserva sin mengua la plenitud de sus propios tesoros.
Así, pues, la misma caridad que Cristo trajo del cielo a la tierra ha levantado a Esteban de la tierra al cielo. La caridad, que precedió en el Rey, ha brillado a continuación en el soldado.
Esteban, para merecer la corona que significa su nombre, tenía la caridad como arma, y por ella triunfaba en todas partes. Por la caridad de Dios, no cedió ante los judíos que lo atacaban; por la caridad hacia el prójimo, rogaba por los que lo lapidaban. Por la caridad, argüía contra los que estaban equivocados, para que se corrigieran; por la caridad, oraba por los que lo lapidaban, para que no fueran castigados.
Confiado en la fuerza de la caridad, venció la acerba crueldad de Saulo, y mereció tener en el cielo como compañero a quien conoció en la tierra como perseguidor. La santa e inquebrantable caridad de Esteban deseaba conquistar orando a aquellos que no pudo convertir amonestando.
Y ahora Pablo se alegra con Esteban, y con Esteban goza de la caridad de Cristo, triunfa con Esteban, reina con Esteban; pues allí donde precedió Esteban, martirizado por las piedras de Pablo, lo ha seguido éste, ayudado por las oraciones de Esteban.
¡Oh vida verdadera, hermanos míos, en la que Pablo no queda confundido de la muerte de Esteban, en la que Esteban se alegra de la compañía de Pablo, porque ambos participan de la misma caridad! La caridad en Esteban triunfó de la crueldad de los judíos, y en Pablo cubrió la multitud de sus pecados, pues en ambos fue la caridad respectiva la que los hizo dignos de poseer el reino de los cielos.
La caridad es la fuente y el origen de todos los bienes, egregia protección, camino que conduce al cielo. Quien camina en la caridad no puede temer ni errar; ella dirige, protege, encamina.
Por todo ello, hermanos, ya que Cristo construyó una escala de caridad, por la que todo cristiano puede ascender al cielo, guardad fielmente la pura caridad, ejercitadla mutuamente unos con otros y, progresando en ella, alcanzad la perfección.

28 de Diciembre Los Santos Inocentes

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La matanza de los Santos Inocentes 

no fue ninguna broma

Cada año, el 28 de diciembre  queda el recuerdo del asesinato de aquellos niños que podrían considerarse los primeros mártires perseguidos y asesinados por la causa de Cristo. Hoy se recuerda también de un modo especial a los inocentes asesinados antes de nacer por causa del aborto. Nada de esto suena a broma.
 
La crónica de lo que ocurrió aquel día, dos años después del nacimiento de Jesús, la escribió el poeta alemán Clemens Brentano, siguiendo el dictado de la beata Ana Catalina Emmerich, quien sufrió los estigmas de la Pasión en su propia carne y quien tuvo, a principios del s. XIX, diferentes visiones sobre la vida de Cristo. Según ella misma, se apareció un ángel a María y le hizo conocer la matanza de los niños inocentes por el rey Herodes. María y José se afligieron mucho y el Niño Jesús, que tenía entonces un año y medio, lloró todo el día. Como no volvieron los Reyes Magos a Jerusalén, y estando Herodes ocupado en algunos asuntos de familia, sus temores se habían calmado un tanto; pero cuando regresó la Sagrada Familia a Nazaret y oyó las cosas que habían acontecido en el templo, con las predicciones de Simeón y de Ana en la ceremonia de la Presentación, aumentaron sus temores y angustias.
 
La degollación
Herodes mandó entonces soldados que, con diversos pretextos, debían guardar los lugares alrededor de Jerusalén, a Gilgal, a Belén y hasta Hebrón, y ordenó hacer un censo de los niños. Los soldados ocuparon esos lugares durante nueve meses, mientras Herodes se hallaba en Roma. Después de su vuelta se produjo la degollación de los inocentes.
Juan el Bautista tenía entonces dos años, y había estado escondido en casa de sus padres antes de que Herodes diera la orden para que las madres se presentaran con sus hijos de dos años o menos ante las autoridades locales. Isabel, advertida por un ángel, volvió a huir al desierto con el niño Juan. Jesús tenía entonces año y medio. La matanza tuvo lugar en siete sitios diferentes. Se había engañado a las madres, prometiéndoles premios a su fecundidad; por eso ellas se presentaban a las autoridades vistiendo a sus criaturas con los mejores trajecitos. Los hombres eran previamente alejados de las madres y una vez separados de ellas, fueron degollados en patios cerrados y luego amontonados y enterrados en fosos.
Las madres acudieron con sus niños de dos años o menos a Jerusalén, desde Hebrón, Belén y otros lugares a donde Herodes había mandado a sus soldados y funcionarios. Ellas se dirigieron a las ciudades en grupos diversos: algunas llevaban dos niños montados en asnos. Cuando llegaban, eran conducidas a un gran edificio, siendo despedidos los hombres que las acompañaban. Las madres entraban alegres, creyendo que iban a recibir regalos y gratificaciones en premio a su fecundidad.
 
Encierro de las madres
El edificio estaba un tanto aislado y bastante cerca del que fue más tarde el palacio de Pilatos. Como se hallaba rodeado de muros, no se podía saber desde fuera lo que pasaba dentro. Parecía aquello un tribunal, con bloques de piedra y cadenas colgantes. Había árboles que se encorvaban y ataban juntos y luego despedazaban a los desgraciados a ellos atados.
Todo el edificio era sombrío, de construcción maciza. El patio era muy grande como el cementerio que hay al lado de la iglesia parroquial de Dülmen -ciudad natal de la citada beata-. Se abría una
puerta entre dos muros y se llegaba al patio, rodeado de construcciones por tres lados. Los edificios de derecha e izquierda eran de un solo piso y el del centro parecía una antigua sinagoga abandonada. Varias puertas daban al patio interno. Las madres fueron llevadas a través del patio a edificios laterales, y allí encerradas. Parecía aquello una especie de hospital o posada. Cuando se vieron encerradas, tuvieron miedo y empezaron a llorar y a lamentarse. Pasaron la noche allí dentro.
Al día siguiente fue la horrible matanza de los niños. El gran edificio posterior que cerraba el patio tenía dos pisos. El inferior era una sala grande, parecida a una prisión o a un cuerpo de guardia, y en el piso superior había ventanas que daban al patio. Allí había algunas personas reunidas en un tribunal; delante de ellas había rollos sobre una mesa. Herodes estaba presente, vestido con un manto rojo adornado de piel blanca, con pequeñas colas negras. Estaba rodeado de los demás y miraba por la ventana de la sala que daba al patio. Las madres eran llamadas una a una para ser llevadas desde los edificios laterales hasta la sala inferior. Al entrar, los soldados les quitaban los niños, llevándolos al patio, donde unos veinte hombres los mataban atravesándoles la garganta y el corazón con espadas y picas. 

Había niños aún vestidos con pañales, a los cuales amamantaban sus madres, y otros que usaban ya vestiditos. No se ocuparon de desvestirlos, sino que tal como venían los tomaban del bracito o del pie y los arrojaban al montón.
 
En la fosa común
El espectáculo era de lo más horrible que puede imaginarse. Las madres fueron amontonadas en la sala grande y cuando veían lo que hacían con sus niños, lanzaban gritos desgarradores, mesándose los cabellos y echándose en brazos unas de otras. Al fin se encontraron tan apretadas que apenas podían moverse.
La matanza duró hasta la noche. Los niños fueron echados más tarde en una fosa común, abierta en el mismo patio. Había unos setecientos niños.
A la noche siguiente vi a las madres sujetas con ligaduras y conducidas por los soldados a sus casas. El lugar de la matanza en Jerusalén fue el antiguo patio de las ejecuciones, a poca distancia del tribunal de Pilatos. Se cumplió así lo que dice el mismo Evangelio de san Mateo, que afirma que en ese día se realizó lo que había avisado el profeta Jeremías: “Un griterío se oye en

Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen” (Jer 31, 15). Y aquellos niños inocentes volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones.
Estas almas y las de los niños pequeños, según otra devoción privada, en este caso las revelaciones del Señor a santa Faustina Kowalska, son “las más parecidas a mi corazón”. Ellas proporcionaron a Jesucristo, en su dolorosa Pasión, “fortaleza durante mi amarga agonía, ya que las veía como ángeles terrenales, velando junto a mis altares”, como nos enseña la devoción a la Divina Misericordia. Fueron los Santos Inocentes, pues, los primeros mártires del cristianismo, cuando Jesús era apenas un bebé.


FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

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SAGRADA FAMILIA
SANTUARIO DE TORRECIUDAD
La Sagrada Familia es Patrono de los Laicos Misioneros de la Caridad.
Nada mejor para celebrarlo que meditar las Lecturas de la Santa Misa de Hoy y la Oración  por la Familia, que nos ha regalado la Beata Teresa de Calcuta.

LECTURAS DE LA SANTA MISA DE HOY 28.12.14
Si 3,2-6.12-14: El que teme al Señor honra a sus padres.
Dios hace al padre más respetable que a los hijos

y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.

El que honra a su padre expía sus pecados,

el que respeta a su madre acumula tesoros;

el que honra a su padre se alegrará de sus hijos

y, cuando rece, será escuchado;

el que respeta a su padre tendrá larga vida,

al que honra a su madre el Señor lo escucha.

Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,

no lo abandones mientras vivas;

aunque chochee, ten indulgencia,

no lo abochornes mientras vivas.

La limosna del padre no se olvidará,

será tenida en cuenta para pagar tus pecados.
Sal 127,1-2.3.4-5: ¡Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos!
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás el fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida.
Col 3,12-21: La vida de familia vivida en el Señor.
Hermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos. 

Evangelio Lc 2,22-40: El niño iba creciendo y se llenaba de sabiduría.
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

–«Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.

Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre:

–«Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
                      **********************************
                 
                   
Oración por la Familia de la Madre Teresa De Calcuta

Padre Celestial, nos has dado un modelo de vida en la Sagrada Familia de Nazaret.
 Ayúdanos, Padre amado, a hacer de nuestra familia otro Nazaret, donde reine el amor, la paz y la alegría.
Que sea profundamente contemplativa, intensamente eucarística y vibrante con alegría.
Ayúdanos a permanecer unidos por la oración en familia en los momentos de gozo y de dolor.
Enséñanos a ver a Jesucristo en los miembros de nuestra familia especialmente en los momentos de angustia. 
Haz que el Corazón de Jesús Eucaristía haga nuestros corazones mansos y humildes como el suyo y ayúdanos a sobrellevar las obligaciones familiares de una manera santa.
 Haz que nos amemos más y más unos a otros cada día como Dios nos ama a cada uno de nosotros y a perdonarnos mutuamente nuestras faltas como Tú perdonas nuestros pecados.
Ayúdanos, oh Padre amado, a recibir todo lo que nos das y a dar todo lo que quieres recibir con una gran sonrisa.
 Inmaculado Corazón de María, causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
 San José, ruega por nosotros.

 Santos Angeles de la Guarda permaneced a nuestro lado, guiadnos y protegednos. Amén!                  Madre Teresa de Calcuta.


Testimonios sobre la Madre Teresa de Calcuta

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"El mundo recordará a la Madre Teresa por su amor, por su amor a Dios y a cada persona. Ahora tenemos que hacer lo mismo que hacía ella. La Congregación está en las manos de Dios. Ciertamente es una pérdida inconmensurable, pero estoy segura de que nuestra Madre rezará por nosotras desde el Cielo y nos ayudará".
Hermana Nirmala Joshi,
Superiora General de las Misioneras de la Caridad
"La Madre Teresa fue una mujer de gran fe, que vivió amando a los pobres, fue una gran mujer que todos en la Iglesia quieren venerar. El Papa Juan Pablo II ha amado mucho a esta heroína de los tiempos modernos, siempre estuvieron en sintonía".
Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado del Vaticano.
"La Madre Teresa será santa en breve plazo. Es necesario hacer las investigaciones, pero una vida tan esplendorosa, lúcida y transparente como la suya no necesitará un proceso largo". 
Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
"La Madre Teresa ya cumplió un milagro para la Iglesia Católica al abrirle camino en la India, tradicionalmente cerrada a cualquier forma de evangelización externa. Ella fue instrumento de la Providencia al llevar el mensaje cristiano en una manera tan fuerte y vibrante a una sociedad orgullosa de sus propias tradiciones y prácticas religiosas. Y encontró el lenguaje de la caridad, que es común a todas las religiones, para colmar el abismo existente entre los católicos, hindúes, musulmanes y budistas. Metafóricamente, la Madre Teresa decía que ponía en el bolsillo de sus pobres un mensaje, para que San Pedro los reconociera. Sólo a los niños moribundos y sin padres los bautizaba. A todos los varones los llamaba Juan Pablo, y antes de este Papa los llamaba Pablo, como Pablo VI". 
Cardenal Pio Lagui, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica
"Su muerte fue en el momento pleno de su vida porque su corazón ganó juventud hasta el límite".
Cardenal Antonio Rouco Varela, Arzobispo de Madrid.
"La vida y obra de la Madre Teresa de Calcuta debe servir de ejemplo para la humanidad, especialmente para los jóvenes, a fin de desterrar la indiferencia y la destrucción. Nuestro mundo ha perdido una mujer frágil, pero fuerte en su interior". 
Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México
.
"Con su muerte, la Iglesia ha ganado una gran santa".
Cardenal Oscar Andrés Rodríguez, Arzobispo de Tegucigalpa
.
"La Madre Teresa era una santa viviente y estoy seguro que la Iglesia va a proclamarlo tras su muerte". 
Mons. Rok Mirdita, Arzobispo de Tirana, Albania
.
"La Madre Teresa dedicó su vida a la atención de los más pobres entre los pobres y fue una auténtica misionera de la caridad evangélica". 
Mons. Antonio González, Arzobispo de Quito, Ecuador
.
"Fue una santa contemporánea, la síntesis de una vida de espiritualidad con un compromiso social, que compromete a los laicos y al propio clero. Fue un signo muy fuerte del amor de Cristo por la humanidad". 
Mons. Jorge Cassareto, Obispo de San Isidro, Argentina
.
"La Madre Teresa fue una mujer valiente, emprendedora, decidida a enfrentar los retos del mundo contemporáneo y que dejó en claro el mensaje de Cristo".
Mons. Onésimo Cepeda, Obispo de Ecatepec, México.
"Toda la vida de esta gran mujer fue la brillante encarnación de servicio a grandes ideales humanos de bondad, compasión, generosidad y fe".
Boris Yeltsin
Presidente de Rusia.
"Se puede decir que la Madre Teresa era una reina, una reina de la caridad". 
Oscar Luigi Scalfaro, Presidente de Italia
.
"La Madre Teresa era para mí el símbolo admirable de lo que se puede hacer en el mundo para tratar de llevar un poco de justicia y amor.¿Quién no recuerda esas imágenes admirables que nos muestran a la Madre Teresa con un niño en brazos, en la misma línea de fuego de Beirut, entre el silencio de las ametralladoras que ante ella se habían bloqueado imprevistamente? ¿Quién no recuerda su silueta con el sari blanco y el borde azul, en medio de los damnificados del terremoto de Colombia o de las inundaciones en la India? Cada vez que aparecía, traía consigo la esperanza".
Dominique Lapierre, escritor francés, autor de "La Ciudad de la Alegría" y "Más grandes que el amor".
"La Madre Teresa vivió con los hechos lo que predicaba con las palabras, convirtiéndose en un ejemplo excepcional de coherencia y de fe. Puede ser que, si se analiza superficialmente la situación de hoy, se puedan encontrar tendencias que están en abierto contraste con los valores de la defensa de la vida y de la dignidad de la persona, que la Madre Teresa proclamaba diariamente. Pero en el fondo, cada uno se siente interpelado por lo mejor que tiene en su interior, y la pequeña religiosa de Calcuta demostró con su existencia que esta posibilidad existe siempre y para todos".
Mary Ann Glendon, Catedrática de la Universidad de Harvard
"Un día me preguntó si podía prestarle algún local, porque quería iniciar su propia obra de ayuda a los pobres. Nunca pensé que se convertiría en el personaje que luego llegó a ser. Era de lo más sencilla. Llegó sin más equipaje que una caja de estaño y una cama de hierro y, unos días después, ya recibía a su primera discípula, a la que puso el nombre de Sor Inés, que era su propio nombre civil. También sabía divertirse. Cuando había 28 monjas en el piso, jugaban cada tarde en el techo de la casa, tirando de los extremos de una gruesa cuerda". 
Michael Gomes, ex oficial de inteligencia hindú, en 1949 prestó asilo a la religiosa para que fundase su congregación
.

"Estamos seguros de que pese a la ausencia de la Madre, su misión y sus proyectos los continuarán las Misioneras de la Caridad porque no faltará amor". 
P. Felix Raj, rector de la Universidad San Javier, India
.
"La Madre Teresa fue un ejemplo viviente de la capacidad humana para generar amor infinito". 
El Dalai Lama
"Yo no conocí a mi verdadera madre. La Madre Teresa se convirtió en mi madre cuando me recogió. Los niños estaban pendientes siempre de su llegada y corrían a abrazarla porque ella les traía regalos". 
Margaret Rosario, 21 años, se crió en el orfanato y ahora trabaja en él.
"Cada vez que mamá venía, me traía caramelos y me decía `Dios te bendiga'. Ahora no sé si alguien me traerá caramelos y me querrá como ella". 
Tinee, 10 años.
"Nunca vimos un santo y para nosotros la Madre Teresa era un ángel de carne y hueso. La Madre nunca intentó impresionarnos con milagros. Pero siempre estuvimos impresionados por la manera como nos cuidaba". 
Vireshwar Chatterjes, anciano tuberculoso abandonado por su familia en Calcuta
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AYUDAR AL NECESITADO

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Ayudar a los demás no requiere realizar grandes cosas, basta a veces una sonrisa, un ceder el el paso, un respetar, otras veces algo más...todo es querer...y buscar... siempre encontraremos a alguien...
Recemos




El Señor salvará la vida de sus pobres.
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.


Que viva y que le traigan el oro de Saba,
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.



Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.



Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.



Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!



Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Señor salvará la vida de sus pobres.




PARA MEDITAR AL FINAL DEL AÑO

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En el tiempo he ido guardando algunas oraciones que se recitan en la Liturgia de las Horas y tb otras escogidas durante distintos momentos. Las comparto con Vds, los que os asomáis a este blog.



En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.   
Oración
Derrama, Señor, sobre nosotros la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos cumplir fielmente tu voluntad y demos testimonio de Ti con nuestras obras.

"Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que 
nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda siempre a ti, como a su 
fin".
Gloria al padre , al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén.

ACORDAOS       
                                 
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh¡ Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
 LECTURA BREVE
-Malas palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea
bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los que lo oyen. No
pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado
para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura,
la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos,
comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó
en Cristo. (Ef 4,29-32)

-Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones: así
seréis irreprochables y límpidos, hijos de Dios sin tacha, en medio
de una gente torcida y depravada, entre la cual brilláis como
lumbreras del mundo. (Flp 2,14-15)

LECTURA BREVE
El que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos
viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. Pues a ésos les mandamos
y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para
ganarse el pan. Por vuestra parte, hermanos,  no os canséis de hacer el bien.
  (2Ts 3,10b-13)

LECTURA BREVE
Bendecid a los que os persiguen, bendecid, sí, no maldigáis.
Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened
igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones,
sino poneos al nivel de la gente humilde. (Rm 12,14-16a)

LECTURA BREVE
«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas
acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el
derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a
la viuda. Entonces, venid, y litigaremos —dice el Señor—. Aunque
vuestros pecados sean como púrpura, blanquearán como nieve;
aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana.»
 (Is 1,16-18)

 LECTURA BREVE
Con Dios no se juega: lo que uno siembre, eso cosechará. 
El que siembra para la carne, de ella cosechará corrupción;
el que siembra para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.
(Ga 6,7b-8)
V/. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado.
R/. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo deprecias


Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Cristianos de Corinto.  1Cor 6, 1-11
Hermanos: ¿Cómo es posible que cuando uno de ustedes tiene algún conflicto con otro, se atreve a reclamar justicia a los injustos, en lugar de someterse al juicio de los santos? ¿No saben ustedes que los santos juzgarán al mundo? Y si el mundo va ser juzgado por ustedes, ¿cómo no van a ser capaces de juzgar asuntos de mínima importancia? ¿Ignoran que vamos a juzgar a los mismos ángeles? Con mayor razón entonces, los asuntos de esta vida. ¡Y pensar que cuando ustedes tienen litigios, buscan como jueces a los que no son nadie para la Iglesia! Lo digo para avergonzarlos: ¡por lo visto, no hay entre ustedes ni siquiera un hombre sensato, que sea capaz de servir de árbitro entre sus hermanos! ¡Un hermano pleitea con otro, y esto, delante de los que no creen! Ya está mal que haya litigios entre ustedes: ¿Por qué no prefieren sufrir la injusticia? ¿Por qué no prefieren ser despojados? Pero no, ustedes mismos son los que cometen injusticias y defraudan a los demás, ¡y esto entre hermanos! ¿Ignoran que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se hagan ilusiones: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el Reino de Dios. Algunos de ustedes fueron así, pero ahora han sido purificados, santificados y justificados en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
Palabra de Dios.
Comentario
También en la comunidad cristiana surgen conflictos y problemas. ¿Con qué criterio deben juzgarse y resolverse? Un tribunal externo no es suficiente. La Iglesia debe emplear como criterio los valores del evangelio, es decir seguir las enseñanzas de Jesús. Y las personas que forman una comunidad cristiana deben remitirse a esta norma suprema, la verdad de la Palabra de Dios.

 LECTURA BREVE
Con Dios no se juega: lo que uno siembre, eso cosechará. El que siembra para la carne, de ella cosechará corrupción; el que siembra para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. (Ga 6,7b-8)
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NADA TE TURBE

Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento,
Al cielo sube,
Por nada te acongojes,
Nada te turbe.
A Jesucristo sigue
Con pecho grande,
Y, venga lo que venga,
Nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo
Es gloria vana;
Nada tiene de estable,
Todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
Que siempre dura;
Fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
Pero no hay amor fino
Sin la paciencia.
Confianza y fe viva
Mantenga el alma,
Que quien cree y espera
Todo lo alcanza.
Del infierno acosado
Aunque se viere,
Burlará sus furores
Quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
Cruces, desgracias;
Siendo Dios su tesoro,
Nada le falta.
Id, pues, bienes del mundo;
Id, dichas vanas;
Aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta.
                                                                                                               (Santa Teresa de Jesús)

 lectura breve (vísperas 12.8.13)
Dejad de denigraros unos a otros, hermanos. Quien denigra a
su hermano o juzga a su hermano denigra a la ley y juzga a la ley;
y, si juzgas a la ley, ya no la estás cumpliendo, eres su juez. Uno
solo es legislador y juez: el que puede salvar y destruir. ¿Quién eres
tú para juzgar al prójimo? (St 4,11-12)

 Oración para la Canonización  de la  beata teresa de  calcuta 
             

Jesús, tu hiciste de Beata Teresa un ejemplo inspirador de fe firme y de ardiente caridad, un  testigo extraordinario del camino de la infancia espiritual, y una gran y estimada maestra del valor y dignidad de toda vida humana.
Concédenos que ella sea venerada e imitada como uno de los santos canonizados de la Iglesia.
Escucha las súplicas de todos aquellos que buscan su intercesión, especialmente la petición que en este momento imploro... (mencione aquí el favor que pide en esta oración).
Haz que sigamos su ejemplo atendiendo a tu grito de sed desde la cruz y te amemos con alegría en la apariencia dolorosa de los más pobres entre los pobres, especialmente en los menos amados y aceptados.
Te lo pedimos esto por intercesión de María tu Madre y Madre nuestra.    Amén

Papa Emérito Benedicto XVI

 El Papa Benedicto XVI, a los sacerdotes: 'Sed santos, pobres, castos y obedientes'


TIEMPO DE NAVIDAD. 
Papa Francisco Adorando al Niño Jesús
Nochebuena  2014
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Sacramento de la Confesión

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Meditación, Confesión y Adoración ...sugerencias para finalizar 2014 y 
comenzar 2015, al que deseo llamar Año de la Alegría.

SANTA MARIA MADRE DE LA IGLESIA

SANTA MARIA MADRE DE DIOS

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Primera homilía de Francisco en 2015: Cristo y María, como Cristo y la Iglesia, «son inseparables».




Actualizado 1 enero 2015
 
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Primera homilía de Francisco en 2015: Cristo y María, como Cristo y la Iglesia, «son inseparables»
La misa del 1 de enero, con ornamentos azules en honor la Virgen, recuerda el sí de María
 Te Deum de Francisco al acabar el año: «¿Vivimos como hijos de Dios o como esclavos de lo mundano?»
 En el dolor, uno puede hacerse testigo viviente de la fe: el Papa, en la Jornada Mundial del Enfermo
 Francisco anima a los jóvenes de toda Europa, reunidos por Taizé en Praga, a entregarse como María
 Francisco, en el Angelus, pone Nazaret como modelo: la familia es santa si en el centro está Jesús
En la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, día 1 de enero, en que también se celebra la 48ª Jornada Mundial de la paz cuyo tema es “Ya no esclavos, sino hermanos”, tal como lo escribe el Papa Francisco en su mensaje, a las 10,00, en la Basílica Vaticana el Pontífice presidió la celebración de la Santa Misa.

En su homilía el Obispo de Roma recordó las palabras con las que Isabel pronunció su bendición sobre la Virgen Santa: “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?”. Y explicó que esta bendición está en continuidad con la bendición sacerdotal que Dios había sugerido a Moisés para que la transmitiese a Aarón y a todo el pueblo: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz”.

El Papa Bergoglio destacó que con esta celebración la Iglesia nos recuerda que María es la primera destinataria de esta bendición, puesto que en ella se cumple, como en ninguna otra criatura, el haber visto brillar sobre ella el rostro de Dios, el Verbo eterno, a fin de que todos lo puedan contemplar.

Además de contemplar el rostro de Dios – explicó el Santo Padre – también podemos alabarlo y glorificarlo como los pastores, que volvieron de Belén con un canto de acción de gracias después de ver al niño y a su joven madre. Y destacó que ambos estaban juntos, como lo estuvieron en el Calvario, porque Cristo y su Madre son inseparables.

Tras destacar que María está tan unida a Jesús porque él le ha dado el conocimiento del corazón, el conocimiento de la fe, alimentada por la experiencia materna y el vínculo íntimo con su Hijo, Francisco afirmó que la Santísima Virgen es la mujer de fe que dejó entrar a Dios en su corazón, en sus proyectos; es la creyente capaz de percibir en el don del Hijo el advenimiento de la «plenitud de los tiempos», en el que Dios entró personalmente en el surco de la historia de la salvación.

Del mismo modo,  Cristo y la Iglesia son inseparables, dijo también el Papa y no se puede entender la salvación realizada por Jesús sin considerar la maternidad de la Iglesia. De ahí que afirmara que separar a Jesús de la Iglesia sería introducir una “dicotomía absurda”, como escribió el beato Pablo VI.

“Nuestra fe no es una idea abstracta o una filosofía, sino la relación vital y plena con una persona: Jesucristo, el Hijo único de Dios que se hizo hombre, murió y resucitó para salvarnos y vive entre nosotros”, afirmó el Pontífice y añadió que es la Iglesia quien lo anuncia y es en la Iglesia donde Jesús sigue haciendo sus gestos de gracia que son los sacramentos, lo que, además, expresa su maternidad. De ahí que destacara que ninguna manifestación de Cristo, ni siquiera la más mística, puede separarse de la carne y la sangre de la Iglesia, de la concreción histórica del Cuerpo de Cristo. Sin la Iglesia, Jesucristo queda reducido a una idea, una moral, un sentimiento. Sin la Iglesia, nuestra relación con Cristo estaría a merced de nuestra imaginación, de nuestras interpretaciones, de nuestro estado de ánimo.

El Papa concluyó su homilía con el deseo de que esta madre dulce y premurosa nos obtenga la bendición del Señor para toda la familia humana. De manera especial hoy – dijo – Jornada Mundial de la Paz, invocamos su intercesión para que el Señor nos de la paz en nuestros días: paz en nuestros corazones, paz en las familias, paz entre las naciones; a la vez que recordó que este año, en concreto, el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz lleva por título: “Ya no más esclavos, sino hermanos”.

“Todos – dijo Francisco al concluir – estamos llamados a ser libres, todos a ser hijos y, cada uno de acuerdo con su responsabilidad, a luchar contra las formas modernas de esclavitud. Desde todo pueblo, cultura y religión, unamos nuestras fuerzas. Que nos guíe y sostenga Aquel que para hacernos a todos hermanos se hizo nuestro servidor”.


Homilía completa del Papa Francisco (1 de enero de 2015)
Vuelven hoy a la mente las palabras con las que Isabel pronunció su bendición sobre la Virgen Santa: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» (Lc 1,42-43).Esta bendición está en continuidad con la bendición sacerdotal que Dios había sugerido a Moisés para que la transmitiese a Aarón y a todo el pueblo: «El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,24-26). Con la celebración de la solemnidad de María, Madre de Dios, la Iglesia nos recuerda que María es la primera destinataria de esta bendición. Se cumple en ella, pues ninguna otra criatura ha visto brillar sobre ella el rostro de Dios como María, que dio un rostro humano al Verbo eterno, para que todos lo puedan contemplar.

Además de contemplar el rostro de Dios, también podemos alabarlo y glorificarlo como los pastores, que volvieron de Belén con un canto de acción de gracias después de ver al niño y a su joven madre (cf. Lc 2,16). Ambos estaban juntos, como lo estuvieron en el Calvario, porque Cristo y su Madre son inseparables: entre ellos hay una estrecha relación, como la hay entre cada niño y su madre. La carne de Cristo, que es el eje de la salvación (Tertuliano), se ha tejido en el vientre de María (cf. Sal 139,13). Esa inseparabilidad encuentra también su expresión en el hecho de que María, elegida para ser la Madre del Redentor, ha compartido íntimamente toda su misión, permaneciendo junto a su hijo hasta el final, en el Calvario.

María está tan unida a Jesús porque él le ha dado el conocimiento del corazón, el conocimiento de la fe, alimentada por la experiencia materna y el vínculo íntimo con su Hijo. La Santísima Virgen es la mujer de fe que dejó entrar a Dios en su corazón, en sus proyectos; es la creyente capaz de percibir en el don del Hijo el advenimiento de la «plenitud de los tiempos» (Ga 4,4), en el que Dios, eligiendo la vía humilde de la existencia humana, entró personalmente en el surco de la historia de la salvación. Por eso no se puede entender a Jesús sin su Madre.

Cristo y la Iglesia son igualmente inseparables, porque la Iglesia y María van siempre juntas, y no se puede entender la salvación realizada por Jesús sin considerar la maternidad de la Iglesia. Separar a Jesús de la Iglesia sería introducir una «dicotomía absurda», como escribió el beato Pablo VI (cf. Exhort. ap. N. Evangelii nuntiandi, 16). No se puede «amar a Cristo pero sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la Iglesia, estar en Cristo pero al margen de la Iglesia» (ibíd.). En efecto, la Iglesia, la gran familia de Dios, es la que nos lleva a Cristo. Nuestra fe no es una idea abstracta o una filosofía, sino la relación vital y plena con una persona: Jesucristo, el Hijo único de Dios que se hizo hombre, murió y resucitó para salvarnos y vive entre nosotros. ¿Dónde lo podemos encontrar? Lo encontramos en la Iglesia, en nuestra Santa Madre Iglesia Jerárquica. Es la Iglesia la que dice hoy: «Este es el Cordero de Dios»; es la Iglesia quien lo anuncia; es en la Iglesia donde Jesús sigue haciendo sus gestos de gracia que son los sacramentos.

Esta acción y la misión de la Iglesia expresa su maternidad. Ella es como una madre que custodia a Jesús con ternura y lo da a todos con alegría y generosidad. Ninguna manifestación de Cristo, ni siquiera la más mística, puede separarse de la carne y la sangre de la Iglesia, de la concreción histórica del Cuerpo de Cristo. Sin la Iglesia, Jesucristo queda reducido a una idea, una moral, un sentimiento. Sin la Iglesia, nuestra relación con Cristo estaría a merced de nuestra imaginación, de nuestras interpretaciones, de nuestro estado de ánimo.

Queridos hermanos y hermanas, Jesucristo es la bendición para todo hombre y para toda la humanidad. La Iglesia, al darnos a Jesús, nos da la plenitud de la bendición del Señor. Esta es precisamente la misión del Pueblo de Dios: irradiar sobre todos los pueblos la bendición de Dios encarnada en Jesucristo. Y María, la primera y perfecta discípula de Jesús, la primera y perfecta creyente, modelo de la Iglesia en camino, es la que abre esta vía de la maternidad de la Iglesia y sostiene siempre su misión materna dirigida a todos los hombres. Su testimonio materno y discreto camina con la Iglesia desde el principio. Ella, la Madre de Dios, es también Madre de la Iglesia y, a través de la Iglesia, es Madre de todos los hombres y de todos los pueblos.

Que esta madre dulce y premurosa nos obtenga la bendición del Señor para toda la familia humana. De manera especial hoy, Jornada Mundial de la Paz, invocamos su intercesión para que el Señor nos de la paz en nuestros días: paz en nuestros corazones, paz en las familias, paz entre las naciones. Este año, en concreto, el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz lleva por título: «No más esclavos, sino hermanos». Todos estamos llamados a ser libres, todos a ser hijos y, cada uno de acuerdo con su responsabilidad, a luchar contra las formas modernas de esclavitud. Desde todo pueblo, cultura y religión, unamos nuestras fuerzas. Que nos guíe y sostenga Aquel que para hacernos a todos hermanos se hizo nuestro servidor.

Miramos a María, contemplamos a la Santa Madre de Dios. Quisiera proponeos que la saludemos juntos. Lo ha hecho el valiente pueblo de Éfeso, que gritaba a sus pastores cuando entraban en la iglesia: 'Santa Madre de Dios'. Que hermoso saludo para Nuestra Madre.

Cuenta una historia, no sé si es verdadera, que algunas de estas personas tenían bastones en las manos. Quizás para hacer entender a los obispos lo que les sucedería si no tuviesen la valentía de proclamarla Madre de Dios. Os invito a todos, sin bastones, a levantaos y saludarla por tres veces, de pie, con este saludo de la primera Iglesia: Santa Madre de Dios. (Todos dicen con el Santo Padre: 'Santa Madre de Dios, Santa Madre de Dios, Santa Madre de Dios')".

MADRE TERESA Y LA VIRGEN MARIA

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"Pensamientos sobre la Santísima Virgen María", de la Madre Teresa de Calcuta.

  • María es nuestra Madre, la causa de nuestra alegría. Por ser Madre, yo jamás he tenido dificultad alguna en hablar con María y en sentirme muy cercana a Ella.
  • Nuestra Señora nos ofrece las mejores lecciones de humildad. Aunque estaba llena de gracia, se proclamó esclava del Señor. Aun siendo Madre de Dios, fue a visitar a su prima Isabel para hacer las tareas del hogar. Aunque concebida sin mancha, se encuentra con Jesús humillado con la cruz a cuestas camino del Calvario y permanece al pie de la cruz como una pecadora necesitada de redención.
  • Sorprende la humildad con que se inició el misterio de la Redención. Porque Dios no envió al arcángel Gabriel a un palacio de gente ilustre y rica, sino a la joven doncella María, que vivía en una humilde casita de Nazaret. Por otra parte, María no hizo más que una pregunta: ¿Cómo puede ser esto?  -El angel le dio una sencilla explicación, y ella, la Llena de Gracia, no pretendió saber más.
  • Todos tenemos presente la escena del banquete nupcial descrito en el Evangelio (Jn. 2, 3).    Había mucha gente, pero sólo María se percató de que el vino empezaba a escasear.    Tuvo compasión de aquella joven pareja y quiso evitarle la humillación de no tener vino suficiente para los invitados.    ¿Qué hizo?    -Sin llamar la atención, con serenidad, dejó la sala (porque en las fiestas judías mujeres y hombres estaban separados entre sí) y, acercándose a Jesús, le dijo con total sencillez: -No tienen vino.    Ahí se nota la caridad de María.     Advierte las necesidades de los demás y se las comunica a Jesús con toda delicadeza.
  • A María, nuestra Madre, le demostraremos nuestro amor trabajando por su Hijo Jesús, con Él y para Él.
  • Deberíamos hacer con los pobres lo que hizo María con su prima Isabel: ponernos a su servicio.
  • Oigamos a María para que nos enseñe, como hizo con su Hijo Jesús, a ser mansos y humildes de corazón, y de esta manera poder dar gloria a nuestro Padre que está en los cielos.


  • Suelo recomendar el rezo de la siguiente oración:
"María, Madre de Jesús  y de cuantos participan de su ministerio sacerdotal,
acudimos a Ti como hijos que acuden a su Madre.
Ya no somos niños, sino adultos que de todo corazón desean ser hijos de Dios.
Nuestra condición humana es débil; 
por eso venimos a suplicar tu ayuda maternal 
para conseguir sobreponernos a nuestras debilidades.
Ruega por nosotros,
para que, a nuestra vez, podamos ser personas de oración.
Invocamos tu protección para poder permanecer libres de todo pecado.
Invocamos tu amor para que el amor pueda reinar, 
y nosotros podamos ser compasivos y capaces de perdonar.
Invocamos tu bendición para que podamos ser como la imagen de tu Hijo,
Señor y Salvador nuestro, Jesucristo. Amén."

  • Cuando la congregación de las Misioneras de la Caridad acababa de ser fundada, tuvimos necesidad urgente de un edificio para la casa matriz. Para conseguirlo, yo prometí rezar a la Virgen 85.000 veces el Acordaos, es decir, la siguiente oración:           "Acaordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de cuantos han invocado vuestra protección, imporado vuestro auxilio o suplicado vuestra intercesión, haya sido desamparado. Animado por esta misma confianza, recurro a Vos, oh Virgen de las vírgenes y Madre mía amantísima. A vos acudo, ante Vos me postro, triste y pecador. Oh, Madre del Verbo Encarnado, no despreciéis mis peticiones, sino que, por vuestra bondad, dignaos escucharme y socorrerme. Amén."  -Por entonces éramos todavía muy pocas hermanas. ¿Cómo podríamos hacer frente a nuestra deuda de oraciones?    Se me ocurrió una solución: reunir a todos los niños y a los enfermos que teníamos a nuestro cuidado en Nirmal Hriday y en Shishu Bhavan. Les enseñé la oración y todos hicimos promesa de decirla.     El edificio no tardó en ser nuestro.

ADORACIÓN PERPETUA EN MÁLAGA CIUDAD

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Creo firmemente que ya va siendo el tiempo de que en Málaga Capital, haya una Iglesia/Oratorio dedicada a la Adoración Perpetua del Santísimo, donde todos podamos encontrar esa otra forma de presentarnos ante el mismo Jesucristo en la Custodia y que tanta necesidad hay de realizar: Oración ante Él.
Ayer 1 de Enero de 2015, Solemnidad de Santa María Madre de Dios, también Jornada por la Paz, S.S. el Papa Francisco en el Angelus desde la Plaza de S.Pedro, afirmó claramente que la  Oración es la Raíz de la Paz.
Ya es hora que en Málaga ciudad se haga posible esta realidad necesaria, el Santísimo presente frente a todo el sufrimiento de la Iglesia, necesitamos la Paz, con nosotros, entre nosotros y con y para los demás.
Urge abandonar mediocridades y actitudes melífluas, que tapan ciertos miedos, o engaños que dicen ser liberales.
Orar no ideologiza, sentarse frente al Santísimo enriquece, tener un Amigo siempre dispuesto a escucharte es un Regalo...Estamos tardando en organizar esta Alegría para Málaga.
Desde este pequeño rincón rezo al Señor y a su Madre, para se haga realidad y me dirijo a todos los Sacerdotes, Religiosos y Laicos de Málaga, para que hagan posible la Adoración Perpetua al Santísimo en esta ciudad, que tanto de Él necesita.
Recemos ... y más.
miguel LMC



QUÉ TARDE TE AMÉ ¡¡

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El Libro Las Confesiones , de San Agustín, leánlo, es posible desde la Razón acercarse a Dios.
Dios llama, a veces a voces, pero nada, no nos enteramos de nada, hay Sordera Cultural, Sodera  Agnóstica, Sordera de miedo, de comodidad...
Siempre es tarde para nosotros...nos perdemos el Amor de Dios.
Estemos en disposición cuanto antes, de oir lo que Pide, 
de escuchar lo que Dice... de realizar lo que Él hace.





ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS

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Hoy celebra la Iglesia la  Epifanía del Señor. Adorémos al Señor intentando parecernos a los Magos de Oriente que siguiendo la Estrella, le encontraron.
Que seamos católicos creyentes y siguiendo la Estrella de la Fe y la Caridad, logremos la Esperanza del Cielo, donde veremos  y adoraremos a Dios.
Recemos especialmente por los sacerdotes, religiosos y laicos consagrados, porque ofrecen el oro, incienso y mirra de su vida, sirviendo a los demás.
Recemos por todas las personas y en especial por los más Pobres de entre los Pobres.
Nuestro especial regalo es la Oración.
¡Feliz Día de Reyes!
Adoración de los Magos

EVANGELIO
Venimos de Oriente a adorar al Rey
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
- «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y , venimos a adorarlo. »
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenia que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
- «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel.”»
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
- «ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.»
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.

ISAÍAS RUEGA A DIOS

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Se implora la visita de Dios
Is 63,19b-64,11
¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia, como un fuego que prende en los sarmientos o hace hervir el agua! Para mostrar a tus enemigos tu nombre, para que tiemblen ante ti las naciones, cuando hagas portentos inesperados. Bajaste, y los montes se derritieron con tu presencia.
Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos: aparta nuestras culpas, y seremos salvos.
Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa.
Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano. No te excedas en la ira, Señor, no recuerdes siempre nuestra culpa: mira que somos tu pueblo. Tus santas ciudades son un desierto, Sión se ha vuelto un desierto, y Jerusalén un yermo.
Nuestro templo, nuestro orgullo, donde te alabaron nuestros padres, ha sido pasto del fuego, y lo que más queríamos está reducido a escombros. ¿Te quedas insensible a todo esto, Señor, te callas y nos afliges sin medida?
R/. Jerusalén, mi salvación está para llegar; ¿por qué te dejas abatir por la tristeza? ¿Es que no tienes consejero, que te atormenta el dolor? No temas, voy a salvarte y te libraré.
V/. Porque yo, el Señor, soy tu Dios; el Santo de Israel es tu salvador.
R/. No temas, voy a salvarte y te libraré.

HOY SE CUMPLE ESTA ESCRITURA

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Lc 4,14-22a: Hoy se cumple esta Escritura.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga como era su costumbre los sábados, y se puso en pie p1ra hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.»

Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles:

- «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»

Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.

DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO EN MANILA A LAS FAMILIAS

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Discurso completo de Francisco a las familias desde Manila (incluye improvisaciones en español, recogidas por Aciprensa)
Papa Francisco con las familias en Manila


Estimadas familias

Queridos amigos en CristoMuchas gracias por vuestra presencia aquí esta noche y por el testimonio de vuestro amor a Jesús y a su Iglesia. Agradezco a monseñor Reyes, Presidente de la Comisión Episcopal de Familia y Vida, sus palabras de bienvenida. Y, de una manera especial, doy las gracias a los que han presentado sus testimonios y han compartido su vida de fe con nosotros.

Filipinas tiene muchos apostolados de la familia y les agradezco a ellos por su testimonio.

Las Escrituras rara vez hablan de San José, pero cuando lo hacen, a menudo lo encuentran descansando, mientras un ángel le revela la voluntad de Dios en sueños. En el pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar, nos encontramos con José que descansa no una vez sino dos veces. Esta noche me gustaría descansar en el Señor con todos vosotros, y reflexionar sobre el don de la familia.

[A partir de este momento el Papa comenzó a improvisar en español. Las cursivas en el texto indican las demás partes improvisadas dentro del discurso]

Y recuerdo mi familia, mi padre, mi madre. Me gustaría decir algo sobre un sueño pero mi ingles no es muy bueno.

Me gusta mucho esto de soñar en una familia. Toda mamá y todo papá soñó a su hijo durante nueve meses. ¿Es verdad o no?

Soñar cómo será el hijo. No es posible una familia sin soñar. Cuando en una familia se pierde la capacidad de soñar, de amar, esta energía de soñar se pierde, por eso les recomiendo que en la noche cuando hagan el examen de consciencia, también se hagan esta pregunta: ¿hoy soñé con el futuro de mis hijos, hoy soñé con el amor de mi esposo o esposa, soñé con la historia de mis abuelos? Es muy importante soñar, no pierdan esta capacidad de soñar.

Y también cuántas dificultades en la vida del matrimonio se solucionan si nos tomamos un espacio de sueño, reflexión. Si nos detenemos y pensamos en el cónyuge o la cónyuge y soñamos en las cosa buenas que tienen. Por eso es muy importante recuperar la ilusión. Nunca dejen de ser novios.


A José le fue revelada la voluntad de Dios durante el descanso. En este momento de descanso en el Señor, cuando nos detenemos de nuestras muchas obligaciones y actividades diarias, Dios también nos habla. Él nos habla en la lectura que acabamos de escuchar, en nuestra oración y testimonio, y en el silencio de nuestro corazón. Reflexionemos sobre lo que el Señor nos quiere decir, especialmente en el Evangelio de esta tarde. Hay tres aspectos de este pasaje que me gustaría que considerásemos: descansar en el Señor, levantarse con Jesús y María, y ser una voz profética.

Descansar en el Señor. El descanso es necesario para la salud de nuestras mentes y cuerpos, aunque a menudo es muy difícil de lograr debido a las numerosas obligaciones que recaen sobre nosotros. Pero el descanso es también esencial para nuestra salud espiritual, para que podamos escuchar la voz de Dios y entender lo que él nos pide.

José fue elegido por Dios para ser el padre putativo de Jesús y el esposo de María. Como cristianos, también vosotros estáis llamados, al igual que José, a construir un hogar para Jesús. Le preparáis un hogar en vuestros corazones, vuestras familias, vuestras parroquias y comunidades.

Para oír y aceptar la llamada de Dios, y preparar una casa para Jesús, debéis ser capaces de descansar en el Señor. Debéis dedicar tiempo cada día a la oración. Es posible que me digáis: Santo Padre, yo quiero orar, pero tengo mucho trabajo. Tengo que cuidar de mis hijos; además están las tareas del hogar; estoy muy cansado incluso para dormir bien. Y seguramente es así, pero si no oramos, no conoceremos la cosa más importante de todas: la voluntad de Dios sobre nosotros. Y a pesar de toda nuestra actividad y ajetreo, sin la oración, lograremos muy poco.

Descansar en la oración es especialmente importante para las familias. Donde primero aprendemos a orar es en la familia.

No olviden, cuando la familia reza unida, permanece unida.

Allí conseguimos conocer a Dios, crecer como hombres y mujeres de fe, vernos como miembros de la gran familia de Dios, la Iglesia. En la familia aprendemos a amar, a perdonar, a ser generosos y abiertos, no cerrados y egoístas. Aprendemos a ir más allá de nuestras propias necesidades, para encontrar a los demás y compartir nuestras vidas con ellos. Por eso es tan importante rezar en familia. Es muy importante. Por eso las familias son tan importantes en el plan de Dios sobre la Iglesia.

Yo quisiera también decir una cosa muy personal. Yo quiero mucho a San José porque es un hombre fuerte de silencio. En mi escritorio tengo una imagen de San José durmiendo y durmiendo cuida a la Iglesia. Si, lo puede hacer, lo sabemos.

Cuando tengo un problema, una dificultad y escribo un papelito y lo pongo debajo de San José para que lo sueñe. Esto significa para que rece por este problema.


Crecer con Jesús y María. Esos momentos preciosos de reposo, de descanso con el Señor en la oración, son momentos que quisiéramos tal vez prolongar. Pero, al igual que San José, una vez que hemos oído la voz de Dios, debemos despertar, levantarnos y actuar (cf. Rm 13,11).

La fe no nos aleja del mundo, sino que nos introduce más profundamente en él con la fuerza de la oración. Cada uno de nosotros tiene un papel especial que desempeñar en la preparación de la venida del reino de Dios a nuestro mundo.

Del mismo modo que el don de la Sagrada Familia fue confiado a San José, así a nosotros se nos ha confiado el don de la familia y su lugar en el plan de Dios.

Lo mismo que con San José. El regalo de la Sagrada Familia le fue dado para que lo llevara adelante. A mí también porque soy hijo de una familia y nos entregan el plan de Dios para llevarlo adelante.

El ángel del Señor le reveló a José los peligros que amenazaban a Jesús y María, obligándolos a huir a Egipto y luego a instalarse en Nazaret. Así también, en nuestro tiempo, Dios nos llama a reconocer los peligros que amenazan a nuestras familias para protegerlas de cualquier daño.

Estén atentos a la nueva colonización ideológica. Existen colonizaciones ideológicas que buscan destruir la familia. No nacen del sueño, de la oración, de la misión que Dios nos da. Vienen de afuera, porque eso digo que son colonizaciones. No perdamos la libertad de la misión de la familia. Y así como nuestros pueblos en un momento de su historia llegaron a la madurez de decirle no a cualquier colonización política, como familia tenemos que ser muy sagaces, hábiles y fuertes para decir no a cualquier intento de colonización ideológica sobre la familia.

Y pedirle a San José que es amigo del ángel para que nos diga cuando podemos decir si y cuando podemos decir no.

Las dificultades que hoy pesan sobre la vida familiar son muchas. Aquí, en las Filipinas, multitud de familias siguen sufriendo los efectos de los desastres naturales. La situación económica ha provocado la separación de las familias a causa de la migración y la búsqueda de empleo, y los problemas financieros gravan sobre muchos hogares.

Si, por un lado, demasiadas personas viven en pobreza extrema, otras, en cambio, están atrapadas por el materialismo y un estilo de vida que destruye la vida familiar y las más elementales exigencias de la moral cristiana. Esas son las colonizaciones ideológicas.

La familia se ve también amenazada por el creciente intento, por parte de algunos, de redefinir la institución misma del matrimonio, guiados por el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de apertura a la vida.

Pienso en el Beato Pablo VI. En un momento donde se le proponía el problema del crecimiento de la población tuvo la valentía de defender la apertura a la vida y la familia. El sabía las dificultades que había en cada familia, por eso en su carta encíclica (Humana Vitae) era tan misericordioso por sus casos particulares y pidió a los confesores que fueran muy misericordiosos con estos casos. Pero el vio más allá y vio a los pueblos de la tierra y vio esta amenaza de destrucción de la familia. Pablo VI era valiente, un buen pastor y alerto a sus ovejas de los lobos que venían, que desde el cielo nos bendiga esta tarde.

Nuestro mundo necesita familias buenas y fuertes para superar estos peligros. Filipinas necesita familias santas y unidas para proteger la belleza y la verdad de la familia en el plan de Dios y para que sean un apoyo y ejemplo para otras familias. Toda amenaza para la familia es una amenaza para la propia sociedad. Como afirmaba a menudo San Juan Pablo II, el futuro de la humanidad pasa por la familia (cf. Familiaris Consortio, 85).

Así pues, ¡proteged vuestras familias! Ved en ellas el mayor tesoro de vuestro país y sustentarlas siempre con la oración y la gracia de los sacramentos. Las familias siempre tendrán dificultades, así que no le añadáis otras. Más bien, sed ejemplo vivo de amor, de perdón y atención. Sed santuarios de respeto a la vida, proclamando la sacralidad de toda vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. ¡Qué don para la sociedad si cada familia cristiana viviera plenamente su noble vocación! Levantaos con Jesús y María, y seguid el camino que el Señor traza para cada uno de vosotros.

Por último, el Evangelio que hemos escuchado nos recuerda nuestro deber cristiano de ser voces proféticas en medio de nuestra sociedad. José escuchó al ángel del Señor, y respondió a la llamada de Dios a cuidar de Jesús y María. De esta manera, cumplió su papel en el plan de Dios, y llegó a ser una bendición no sólo para la Sagrada Familia, sino para toda la humanidad. Con María, José sirvió de modelo para el niño Jesús, mientras crecía en sabiduría, edad y gracia (cf. Lc 2,52).

Cuando las familias tienen hijos, los forman en la fe y en sanos valores, y les enseñan a colaborar en la sociedad, se convierten en una bendición para nuestro mundo. La familia puede ser una bendicion para el mundo.

El amor de Dios se hace presente y operante a través de nuestro amor y de las buenas obras que hacemos. Extendemos el reino de Cristo en este mundo. Y al hacer esto, somos fieles a la misión profética que hemos recibido en el bautismo.

Durante este año, que vuestros obispos han establecido como el Año de los Pobres, os pediría, como familias, que fuerais especialmente conscientes de nuestra llamada a ser discípulos misioneros de Jesús. Esto significa estar dispuestos a salir de vuestras casas y atender a nuestros hermanos y hermanas más necesitados.

Les pido además que os preocupéis de aquellos que no tienen familia, en particular de los ancianos y niños sin padres. No dejéis que se sientan nunca aislados, solos y abandonados; ayudadlos para que sepan que Dios no los olvida.

Hoy quede sumamente conmovido en el corazón después de la Misa cuando visite ese hogar de niños solos sin familia. Cuanta gente trabaja en la Iglesia para que ese hogar sea una familia. Esto significa llevar adelante proféticamente una familia.
Incluso si vosotros mismos sufrís la pobreza material, tenéis una abundancia de dones cuando dais a Cristo y a la comunidad de su Iglesia. No escondáis vuestra fe, no escondáis a Jesús, llevadlo al mundo y dad el testimonio de vuestra vida familiar.

Queridos amigos en Cristo, sabed que yo rezo siempre por vosotros. Rezo siempre por las familias. Lo hago. Rezo para que el Señor siga haciendo más profundo vuestro amor por él, y que este amor se manifieste en vuestro amor por los demás y por la Iglesia.

No se olviden de la protección de San José. No se olviden de rezar por la familia.

No dejéis de rezar a menudo y que vuestra oración dé frutos en todo el mundo, de modo que todos conozcan a Jesucristo y su amor misericordioso. Por favor, rezad también por mí, porque necesito verdaderamente vuestras oraciones y siempre cuento con ellas. Muchas gracias.

HE COMBATIDO BIEN MI COMBATE

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Pablo en Prisión. Rembrandt
He combatido bien mi combate
San Juan Crisóstomo, obispo
De las homilías (Homilía 2 sobre las alabanzas de san Pablo: PG 50, 480-484)

Pablo, encerrado en la cárcel, habitaba ya en el cielo, y recibía los azotes y heridas con un agrado superior al de los que conquistan el premio en los juegos; amaba los sufrimientos no menos que el premio, ya que estos mismos sufrimientos, para él, equivalían al premio; por esto, los consideraba como una gracia. Sopesemos bien lo que esto significa. El premio consistía ciertamente en partir para estar con Cristo; en cambio, quedarse en esta vida significaba el combate; sin embargo, el mismo anhelo de estar con Cristo lo movía a diferir el premio, llevado del deseo del combate, ya que lo juzgaba más necesario.
Comparando las dos cosas, el estar separado de Cristo representaba para él el combate y el sufrimiento, más aún el máximo combate y el máximo sufrimiento. Por el contrario, estar con Cristo representaba el premio sin comparación; con todo, Pablo, por amor a Cristo, prefiere el combate al premio.
Alguien quizá dirá que todas estas dificultades él las tenía por suaves, por su amor a Cristo. También yo lo admito, ya que todas aquellas cosas, que para nosotros son causa de tristeza, en él engendraban el máximo deleite. Y ¿para qué recordar las dificultades y tribulaciones? Su gran aflicción le hacía exclamar: ¿Quién enferma sin que yo enferme?; ¿quién cae sin que a mi me dé fiebre?
Os ruego que no sólo admiréis, sino que también imitéis este magnífico ejemplo de virtud: así podremos ser partícipes de su corona.
Y, si alguien se admira de esto que hemos dicho, a saber, que el que posea unos méritos similares a los de Pablo obtendrá una corona semejante a la suya, que atienda a las palabras del mismo Apóstol: He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. ¿Te das cuenta de cómo nos invita a todos a tener parte en su misma gloria?
Así pues, ya que a todos nos aguarda una misma corona de gloria, procuremos hacernos dignos de los bienes que tenemos prometidos.
Y no sólo debemos considerar en el Apóstol la magnitud y excelencia de sus virtudes y su pronta y robusta disposición de ánimo, por las que mereció llegar a un premio tan grande, sino que hemos de pensar también que su naturaleza era en todo igual a la nuestra; de este modo, las cosas más arduas nos parecerán fáciles y llevaderas y, esforzándonos en este breve tiempo de nuestra vida, alcanzaremos aquella corona incorruptible e inmortal, por la gracia y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
R/. Tú, hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna.
V/. Habla de lo que es conforme a la sana doctrina.
R/. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna.
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